21/12/08

De espaldas a la intuición


Bajó las escaleras. Apoyaba la mano derecha contra la pared en un último intento de no perder la dignidad frente a sí mismo. El dolor era casi físico. Incapaz de pensar. Encendió un cigarrillo mientras esperaba que cierta calma reposara en el pensamiento. Sintió, por primera vez, que el final estaba cerca aunque no llegaría a tocarlo. Nunca antes había imaginado que tendría que escuchar o decir aquello. Si te hubieras dejado llevar por la intuición esto no estaría sucediendo, murmuró. Lágrimas, de nuevo. Un tipo duro como la roca vencido, acabado. Al recibir el primer golpe: “No puedo fallar. Pase lo que pase”. Un juramento incumplido que arrancaba de cuajo una existencia entera. Salió del portal para poder respirar. El aire frío de la noche. Encima. Recuerdos. Ya lo tenía enfrente, ahora estaba allí esperando impasible, sin mostrar piedad alguna, definitivo, tal y como se los estaban dibujando con trazos enormes, precisos. Ni siquiera lo más sagrado había sobrevivido a aquel destrozo. Recordó un par de canciones que antes fueron propiedad exclusiva de ambos. Cada nota entrando en el pensamiento. Un arado en la arcilla húmeda. Intuición, intuición, ya lo sabías mucho antes, por qué no te dejaste arrastrar fuese como fuese, estarías intacto, no te queda nada que ofrecer, sabes que no recuperarás lo perdido, estás solo, extraviado. Un hombre mirando. Supo que hablaba en voz alta. Enarcó las cejas adornando el gesto con otro de resignación. El hombre apartó la vista. Los significados desaparecían. El honor ya no era honor, el deber una carga rasgada por uñas romas, la nobleza un peso insoportable quebrando huesos podridos, la lealtad un verdugo sin máscara sonriendo antes de trabajar. Las palabras se desplomaban sin esperanza. Cómo se encontraba frente a las mismas escaleras. Miró el primer peldaño. Relajó los hombros, parpadeó despacio y apoyó el pie en el terrazo. Moviendo el pulgar jugueteó con la alianza. Suspiró por última vez antes de comenzar a subir acompañado por una desconfianza que notó eterna.

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