Ella le dice que se está derritiendo como un helado de vainilla. Lo hace sonriendo, apoyando la barbilla entre las manos que se juntan en las muñecas.
Él mantiene su semblante serio, casi impasible. Le enseñaron que lo otro era cosa de mujeres. Juguetea con los cubiertos aún limpios. No aparta la vista de ella.
Ella cambia de postura. Alarga el brazo para posar la mano sobre la de él, sobre la que jugueteaba con un cuchillo, la derecha.
Él no hace un solo movimiento. Deja que le toque. No quisiera parecer descortés. Con las mujeres nunca, le dijeron siendo niño.
- Cada cosa que te oigo decir hace que funda. Me tienes loca, dice.
- Deberíamos controlar la situación. Los excesos se terminan convirtiendo en locuras, dice.
Ella se levanta para ir al lavabo. Él mueve la cabeza afirmando, queriendo decir que le parece muy bien. Eso parece. Y es que le dijeron que hay que mantener un punto de autoridad ante las mujeres.
Cuando ella está lo suficientemente lejos, él se mira los pies. Un pequeño charco amarillento, las manos comienzan a gotear ese mismo líquido. Siente como va perdiendo volumen. Y, mientras, sigue pensando en esa sonrisa, en su voz. No puede dejar de hacerlo, no quiere hacerlo.
Nadie le había dicho nada sobre lo que le pasa.
© Del Texto: Gabriel Ramírez Lozano
9 comentarios:
Nadie te dice nunca nada, mas que una serie de reglas sobre lo menos interesante.
Nadie aunque sepa, te dice, algunos que saben se guardan el secreto, los mas habladores a vece son los menos entendidos en la materia.
El caso es que nadie te dice a que temperatura se derriten los helados, ni que influencia tiene el tiempo que te quedas embelesado y si el sabor a vainilla sabe diferente cuando mientras pasa lo que pasa.
Una preciosidad!!!
Si se funden así, están salvados.
ML
Fdo.: Comedora compulsiva de helados de vainilla
Le enseñaron a controlar sus sentimientos, pero olvidaron explicarle que las sensaciones son incontrolables. Es imposible frenar ese cosquilleo que te sube por la espalda hasta la nuca antes de derretirte. Aunque sus labios digan que no, sus ojos dicen que sí, seguro.
Sublime la manera como has descrito lo que se siente en ese momento, cuando te derrite una sonrisa, una voz...
Besos borrascosos
Así ha de ser, supongo. Nos gusta que los héroes lo sigan siendo, aunque pagaríamos por conocer sus lados blandos, humanos, el lado femenino.
Ella lo sabe y por eso se derrite.
Me gusto mucho.
Hola G.
Increíble texto.
Creo que defines de manera sublima la presunta frialdad de los hombres que a un roce se hacen líquido, sea del sabor que sea.
La vainilla es una excelente opción.
Un beso.
Vaya me gusto mucho, es verdad nadie te dice nada sobre eso...
Pero es mas divertido descubrirlo uno mismo no??
S.R.
Pues a mi me da lástima el tipo. No sabe lo que se pierde al no fundirse al mismo tiempo que ella. La mezcla de dos sabores distintos a la vez suele ser más sabrosa.
Muy bueno.
Delicioso ¡¡¡¡¡
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