2/8/09

Promesas incumplidas (I)


Son jóvenes. Se hacen una promesa que sellan haciendo un pequeño corte en el dedo corazón. Uno al otro. Mezclan la sangre. No nos haremos daño el resto de nuestra vida. Nunca jamás. Acaba el verano. No volverán a verse hasta el año siguiente. Eso creen.
Cuando regresan, él luce canas. Ella se encuentra embarazada de su tercer hijo. Se llamará como tú, le dice. Siempre me gustó tu nombre. Ahora te presentaré a mi mujer. Nosotros tenemos uno nada más. Te veo muy guapa. Lo dice mientras roza contra el pantalón vaquero la yema del dedo.
Tres años después coinciden en el aeropuerto. Toman café. Comentan lo que se les ocurre. Ella tiene que embarcar por la puerta treinta y nueve. A él le toca esperar. Prometiste que no me harías daño. Lo dice mientras agarra el bolso, sin poder levantar la cabeza. Él mira al suelo. Tú hiciste lo mismo. El momento que tanto soñaron. Piensan los dos sin saberlo el uno del otro. Él se atreve. Pone la mano sobre su hombro. Mueve la mano con suavidad. Ella nunca soportó las dudas. Le besa. Se besan. Tiene que irse. Espera, le dice. Tenemos que vernos. Ella, fingiendo estar serena, contesta. Prometimos no hacernos daño. Vamos a dejarlo así. Cualquier otra cosa sería peor. Es justo al contrario, replica él, nervioso. La vida es lo contrario casi siempre, la vida siempre está vuelta del revés, dice ella.
Pasan seis años más. Ella se entera un par de meses después. Se sienta en un extremo. Un jarrón con flores naturales junto a la cruz. Su nombre se lee en piezas metálicas pegadas al mármol. Incapaz de pensar en nada se levanta y se va.
© Del Texto: Gabriel Ramírez Lozano

8 comentarios:

CumbresBlogrrascosas dijo...

La juventud es esa época loca, idealista y maravillosa que te hace creer que vas a ser capaz de controlar, de guiar tu vida. Todos hemos hecho promesas, declaraciones de amor o amistad eternas, que en aquel momento sentíamos que eran así, que eran verdad, pero la vida te demuestra que quien manda es ella, y tu promesa de antaño se convierte en la actual vergüenza de no haber podido cumplirla.
El protagonista de la historia incumple la suya, le hace daño a ella, se muere.

Sundance dijo...

Triste pero intenso relato.

Saludos!

araceli dijo...

La vida es asi de enredona
Que bonito relato

Edda dijo...

La herida del dedo corazón no cicatrizó. Nunca lo hace, por eso cuando miramos hacia atrás la herida se abre. Sólo había una forma de cerrar esa herida y ninguno lo hizo. No podemos saber si cerrando unas abrimos otras. La vida es así, y seguimos hacia delante llenos de cicatrices.

Svor dijo...

Hubo una vieja promesa, un nuevo encuentro. Yo hubiera escuchado a la sangre hervir, hubiera intentado seguir la nueva pista del destino... no dejarlo pasar por alto.
Yo confio en los jóvenes, confio plenamente en que saben lo que hacen.

Lupe dijo...

¿Dejaron pasar más de una vez una buena oportunidad de "encontrarse"?
Quizá...

Un abrazo.

Maat

Anónimo dijo...

Moraleja... No pierdan el tiempo. Mañana igual es tarde.
ML

Unknown dijo...

Hay que aprovechar las ocasiones que la vida te brinda y no dejar pasar la oportunidad de subirte al tren.....