Escenario: Espacio cerrado por paredes de hormigón armado. Tres metros de espesor. En la pared del fondo una estantería llena de latas de conserva, bidones de agua, alguna manta, una caja de herramientas. Del techo cuelga una bombilla pequeña que da muy poca luz. El motor de un pequeño generador se escucha de fondo. En la pared de la derecha varias cajas con diferentes etiquetas. Joyas, dinero, pagarés, oro. El hombre está sentado enfrente mirando esas cajas. Sonríe.
Tiempo histórico: Año 2.095. En el planeta tierra la probabilidad de vida se ha reducido al cuatro por ciento debido al holocausto nuclear que se produjo seis meses antes. No existen fronteras, las ciudades se encuentran desiertas, sólo se puede escuchar el ruido de una ventisca constante. Un único hombre vivo en la tierra.
Escena 1ª:
(Llega la muerte vestida de enfermera. Una jeringa en la mano. El hombre se arrima a sus pertenencias con los brazos abiertos intentando proteger todo del extraño)
Muerte: No temas, vengo a cuidar de ti. Quiero que disfrutes de todo lo que tienes por siempre jamás.
Hombre: No se te ocurra tocar nada.
Muerte: Descuida, esto es para ti. Todo. Y tú mi razón de ser. Dispones de toda la eternidad para comer y beber lo que te queda. Cuando acabes, para lucir las joyas, comerte el dinero, pasar hambre, frío, consumirte sin llegar al final. Me voy para no volver, para poder seguir siendo. Si tú estás yo soy.
(La muerte sale por donde llegó)
Hombre: (piensa unos instantes en algo) Bah.
(Se sienta para contar algunos billetes. La muerte se asoma sin ser vista para contemplar la escena. Niega con la cabeza sonriendo)
Telón.
Escena 2ª:
(El escenario sigue siendo el mismo. Oscuro. Nada en las estanterías. Sólo dinero y oro desperdigado por la sala. Han pasado dos años. El hombre, en una esquina, sentado y apoyando la espalda contra la pared. Llega la muerte. De blanco inmaculado. Jeringa)
Muerte: ¿Cómo estás, querido?
Hombre: Te odio. Te odio. Te odio.
Muerte: No hay quien comprenda nada. Si os llevo como si no os llevo, siempre la misma canción. Disfruta de tus cosas. Tienes todo el tiempo del mundo.
Telón.
© Del Texto: Gabriel Ramírez Lozano
8 comentarios:
Un fuerte abrazo desde Brighton.
Espero que también podamos seguirnos por aquí.
Paz y creatividad.
Daniel Yáñez González-Irún.
No se debe coquetear con la muerte. Siempre sale ganando. Antes o después, pero siempre gana.
Gabriel, no sé si eres consciente de las perlas para los puercos que nos estás dejando en este blog, en vez de recopilarlas en forma de libro de microrrelatos y cobrarnos una pasta por ejemplar.
O sea, en una palabra: genial.
Perfecto.Suscribo el comentario de Carmen .... Poma
Totalmente de acuerdo contigo Carmenneke. La selección sería difícil y el resultado un buen libro, sin duda.
Pufffff, por nada del mundo quisiera estar en la piel de ese hombre. ¡Qué agobio!
Imagino que estos relatos ya estarán recopilados. Son estupendos.
Un abrazo.
Maat
Hola me parecen muy buenas sus historias, en verdad los felicito a todos los que dejan parte de esta literatura que tanto agrada a gente como yo, soy un chico de 16 años que lo unico que escribe es una historia de amor, que no muy facil se ha dado en el transcurso de lo que va de tiempo... espero lean lo que poco a poco voy escribiendo y opinen sobre la historia, http://relatodeunahistoriadeamor.blogspot.com emepzaré a escribir las letras que compuse para esta historia, ojala y pasen x ahi
Ahhhhhhhhhh ... la muerte.. la muerte siempre presente.....
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