21/11/09

Asesinato. O muerte natural. Es igual.


El viaje de vuelta es siempre triste. Sea cual sea la causa, sea cual sea el momento. Pero uno de esos regresos es la experiencia más cruel para el ser humano. Desde ese lugar donde la imaginación te llevó alguna vez. El más duro de todos.
Acampas en un espacio hecho a medida, repleto de esas cosas que siempre quisiste, acompañado por los elegidos. El lugar que te corresponde en cada sueño por cumplir. Te mueves por allí sin preocupaciones, sin más pretensión que la de disfrutar de lo que eres, escuchando los murmullos que faltaron cualquier otro día. Y alguien te toca en el hombro; despierta, dice, parece que estás atontado, hay cosas que hacer. Miras alrededor, compruebas que nada es posible si mantienes los ojos abiertos. Y en un último intento tratas de entornar los ojos para que se alargue de nuevo una imaginación muerta, asesinada casi siempre. Pero nada que hacer. La realidad se impone. Hasta que un día tomas la decisión. Nada de sufrimientos estúpidos. La imaginación muerta, asesinada. Y tú mismo con el cañón apuntando a la sien.

Queremos lo nuestro a toda costa. Somos celosos de lo que creemos es parte de nosotros. Aunque, finalmente, terminamos cediendo todo lo que antes no hubiéramos soltado por nada del mundo. Por eso, cuando la persona a la que siempre amamos termina descansando en lugares inaccesibles, a la sombra de otro cetro, comenzamos la espera lamentándonos y la terminamos asumiendo que no poseemos nada, ni lo queremos tanto como para sufrir. En este mundo lo nuestro es lo que podemos pensar. La ficción que nos recoge para que podamos sobrevivir un par de minutos más aunque con el terror en la palma de la mano.

La vida tampoco es tan horrible vista desde la nueva butaca que ocupo. Lo único que me falta es el espejo de siempre en la esquina de siempre. El resto es igual.
© Del Texto: Gabriel Raírez Lozano

16 comentarios:

Unknown dijo...

La imaginación, no ha de morir, siempre ha de estar.. para que los escritores escriban, los pintores pinten, los músicos compongan, etc... momentos de creación para regresar a la realidad y poder plasmarlos.
No solo somos celosos de lo que creemos que nos pertenece sino también de aquello que no nos pertenece....
En fin, terner siempre un espejo enfrente para ver la realidad......


PD.. toito to me ha gustado...

Unknown dijo...

Pueden matar ese minuto de fantasía, pero siempre podemos volver a cerrar los ojos e imaginar lo que nos haría felices. Todo depende de la imaginación de cada uno, aunque pensémos que desde la butaca del que está al lado, se debe ver mejor.
Respecto a tu comentario en mi blog, él ya lo sabe.
Un beso

Edda dijo...

Los sueños pueden ser un arma de doble filo. La vuelta a la realidad puede ser insufrible, pero no hay por qué buscar el sueño eterno cuando se puede volver a él cada noche. De la misma manera que el sueño apacible una noche puede tornarse pesadilla y entonces desear despertar. La realidad es manejable, los sueños no.

Tengo una duda, ¿estás seguro de que en esa nueva butaca hay vida? jeje.

Edda dijo...

Hoy has puesto mi canción favorita, que lo sepas.

Carmen Neke dijo...

Esta vez tengo que confesar que no me he enterado de nada.

Pero la canción de Seal es preciosa.

Edda dijo...

No te preocupes, Neke, que yo tampoco :(

Gabriel Ramírez dijo...

Un poquito torpes ustedes dos ¿no?

Araceli dijo...

Amigo ,cuando te toca una mala butaca, ni con espejo

La musica como siempre fantastica

Anónimo dijo...

Gabriel,en esta tarde de sábado estoy disfrutando con "la vida del revés" y la música..........resultas cercano aunque no te conozca.........

Gabriel Ramírez dijo...

Merche: Es verdad que somos celosos de todo. Es verdad.
Paula:Ya sé que eres perseverante, pero es que yo soy de carácter frágil y nada constante. Una pena.
Edda: Torpe.
Neke: Torpe.
Araceli: Ya. Si era por animar al personal...
Anónimo: Gracias y bienvenido.

Edda dijo...

Sí, Gabriel, yo tan torpe como siempre. Es que me falta imaginación.

Ana María Lozano dijo...

Gracias a la imaginación, que es una maravillosa, aunque cruel también, válvula de escape, no hay más suicidios.
La capacidad de evasión que da la imaginación, la buena fantasía, y que no todo el mundo se para un rato a su disfrute, es la llave de la celda más terrible
(aunque hay quien se salva de la quema y sabe vivir feliz, quizás lo aprendió en otra vida anterior a ésta)
del ser humano: su realidad, su rol en este mundo efímero, en esta obra teatral que es La Vida en la que cada uno tiene su personaje adjudicado desde el nacimiento, nos guste o no. Nadie nos pregunta en qué país te gustaría nacer, o de qué padres, o si te gustaría ser alto o bajo, rubio o pelirojo. Naces (si te dejan) y ... ya, el disparo de salida, no del suicidio... ese, de venir vendría después... con el tiempo, cuando ya no hay esperanza en el futuro, cuando la imaginación ha muerto para siempre... entonces es el final, se apriete el gatillo o no.

Precioso texto y música.
Ana M. Lozano

Carmen Neke dijo...

Torpe tú. Haberte explicado mejor.

Gabriel Ramírez dijo...

Neke, ¿es a mí?

Raquel Gallardo dijo...

Eso de que falte el espejo ese en el lugar de siempre, resulta insoportable.

Carmenneke dijo...

Lo de torpe se lo decía a Gabriel, naturalmente, que con el batiburrillo de mensajes la cosa había quedado poco clara.