26/11/09

La hora en punto


Acabo de colgar el teléfono. Prefiero estar muerto. Esto no hay quien lo resista, me ha dicho. He intentado animarle soltando tópicos. Ten paciencia, ya verás como todo vuelve a ser como antes, tómate un respiro. Cosas así. Es lo que se dice cuando te inquieta no poder hacer nada por el otro, cuando no tienes una sola palabra adecuada. No entiendes nada, amigo. Sencillamente no me encuentro ni me gusto. He dejado de ser yo. El resto me importa un bledo. Si me quiere o no me quiere, si esto o aquello. Todo da igual. Ya no existo. He cambiado tanto que no soy capaz de reconocerme. Y, lo peor de todo, no siento el más mínimo aprecio por lo que soy. Es tanta la mierda que han volcado sobre mí que soy incapaz de quererme. Estoy acabado. No digas eso, joder, le he contestado. No es cierto, eres un tipo cojonudo y lo sabes. Ha colgado sin contestar.
Intento asimilar lo que he escuchado. Fumo. Pienso tan rápido como puedo. Pero lo único que se me ocurre es levantarme, correr hasta el baño para mirarme en el espejo y saber si me reconozco. Acabo de colgar el teléfono para terminar una conversación que, un millón de veces, he tenido sin nadie enfrente, que he dado por acabada cerrando los ojos para intentar dormir. Son las doce en punto. Para todos.
© Del Texto: Gabriel Ramírez Lozano

7 comentarios:

Unknown dijo...

A veces sin saberlo .. se está ayudando.. aunque sean tópicos lo que se digan.. lo importante es escuchar y que el otro se sienta escuchado....

Poma dijo...

Todos en algún momento, dejamos de ser. Y nos transformamos en algo parecido a lo que fuimos o en algo irreconocible. Nada es estático todo cambia. La cuestión es intentar que sea a mejor.

Si solo tenemos tópicos, mejor callar , escuchar y abrazar.

Unknown dijo...

Me parece que estamos en una edad en que uno empieza a preguntarse si se gusta, si su vida es lo que esperaba,...... y muchas veces, la opinión que tenemos de uno mismo, depende de la opinión que tienen los demás. Al menos, de las personas que nos interesan.
Besosss

Carmen Neke dijo...

Me ha encantado la entrada de hoy. Sabes sufrir por escrito como nadie.

POPY dijo...

Hola G.
Lo que cuentas pasa muy a menudo.
A veces no te reconoces mientras los de alrededor te felicitan por lo "muy tú" que eres, que estás siendo....
Y es que cuando llevas mucho tiempo haciendo lo que los demás quieren cuelgas tu piel, tu esencia en un armario y te vistes, te arropas con la de ellos....
Al final eres un pellejo que contesta a cualquier nombre menos al tuyo. En el único sitio donde serás verdaderamente tú será en el camposanto.

Quien se mira al espejo sin verse nunca tuvo claro el color de sus ojos.

Un beso

Edda dijo...

Es más sencillo tener esa conversación con uno mismo que con un amigo. El que ya no puede más, pero de verdad, no espera el consejo de un amigo, resuelve.
Sí, la hora es la misma para todos, como también amanece cada día, para todos.

Isadora dijo...

Perdone pero no entro al trapo ni de lejos. ¿Cómo puede hablar de la hora en punto quien tiene el reloj parado en las tres y trece? ¡Para naada!