2/12/09

Necesidad


Nunca me había planteado a quién rescataría del infierno para hablar con él durante cinco minutos. Sólo cinco minutos. Ni qué le preguntaría. No sé si me interesaría saber cómo se chamusca un alma por siempre jamás. Intento pensar en quién y en cómo, pero no me motiva ninguna de las respuestas que encuentro.
Si me planteo invitar al mismísimo diablo no puedo evitar sentir cierto aburrimiento. Imagino lo que podría decirme y no me interesa lo más mínimo. Leyendo un periódico me basta, me puedo hacer una idea de lo que puede ser un infierno, sus habitantes y las razones por las que uno puede llegar allí.
He pensado en asesinos en serie, padres maltratadores, dictadores brutales. Pero no me motiva en absoluto.
Según escribo voy pensando en las diferentes posibilidades. Una de ellas me da miedo. No me paro donde me la encuentro. Busco aquí y allá aunque sé que me espera. Porque es la que más me gusta.
Nunca sé que es lo que quiero decir cuando comienzo a escribir. Por ello lo hago. Necesito saber y escribo. Necesito ordenar y escribo. Sé que hacerlo, a veces, es doloroso. Ahora. Es intuitivo. Quisiera dejar la estilográfica sobre la mesa, levantarme para ir hasta el salón, mirar la televisión. Pero no dejo de hacerlo.
Quiero saber en lo que podría convertirme. Mirar sus pupilas dilatadas para descubrir un futuro que trato de esquivar cada día. Quiero saber porque le detesto tanto, si tengo derecho a sentir algo así. Sería suficiente mirar. Ni una palabra.
Desde hace años le tengo prohibido acercarse a mí. A él. Pero existe del mismo modo que existe el infierno. Odio y miedo a partes iguales.
Ahora que ya sé qué es lo que necesito saber es cuando comienza el trabajo. Anoto en la agenda la idea. Relajo los músculos del cuello. Cierro los ojos. Imagino el camino que tendré que recorrer a solas sabiendo que el final es cruel. Aunque quiero hacerlo, necesito hacerlo.
© Del Texto: Gabriel Ramírez Lozano

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Mis cinco minutos de gloria, se los dedicaría a mi familia, que realmente es la gente que me importa y a la que tengo que dedicar mi tiempo más preciado.
Pakito Jones

Unknown dijo...

Si me ves ardiendo entre las llamas, rescatáme a mi!!!!!

Unknown dijo...

Joooo pues no se si me he enterado cual es esa posibilidad que te da miedo y la tienes prohibido acercarse a ti??????

A mi si me ve en el infierno ... ni te molestes en rescatarme!!!

Edda dijo...

A mí me da miedo adivinar tu respuesta. Hace tiempo le di la espalda, ahora me da miedo darme la vuelta.

Poma dijo...

A saber como interpretar esto.
No hay más infierno que la duda.Y más allá ...la nada.

Carmen Neke dijo...

Descender al propio infierno es arriesgado, te puedes quemar hasta quedar reducido a cenizas. Pero también le puedes perder el miedo al fuego, y salir renacido como el ave fénix. En cualquier caso, es una experiencia que te va a transformar, para bien o para mal. Ánimo, y mucha suerte.