Ya no creo en casi nada. Me parece mentira que diga algo así, pero a estas alturas es lo único que podría defender sin fatigas acumuladas. No creo en casi nada y eso me hace feliz.
Dios se quedó en el camino hace mucho tiempo. Nunca me gustó nada ni nadie que pudiera mantener el silencio de ese modo pasara lo que pasara. Si existe supongo que me dará la oportunidad de explicarme.
Lo material siempre fue por detrás. Ni me ha logrado alcanzar ni lo hará. En eso jamás creí.
Las personas. ¿Debo creer en ellas? ¿Tengo algo que ver con el resto de la humanidad? Aparte de la familia y poco más ¿Debo mantener cierto interés por lo que dicen o hacen los otros? Pues no. Ni les puedo aportar gran cosa ni ellos pueden aportarme lo que me interesa. Jugar a formar pandillas me queda lejos.
Debe ser que dejé de creer en mí hace mucho tiempo. Ni siquiera noté que ya no estaba.
Quizás es eso y no otra cosa lo que me hace feliz.
© Del Texto: Gabriel Ramírez Lozano
9 comentarios:
No creer en uno mismo es lo último que se debe hacer. Es lo más auténtico que puedes ofrecer a los demás. Quizás no sea demasiado tarde para empezar creer en algo.
Me cuesta entender cómo alguien que no cree en sí mismo y que ni siquiera nota que ya no está puede ser feliz.
Yo sí creo en las personas.No en todas.En muy pocas.O quizá sólo en una.
Inodora
Estoy totalmente de acuerdo con que el silencio de Dios se ha prolongado de más, que lo material no hace milagros, que ya quedan pocas personas en quien confiar y que tu desaparición te haga feliz, pero en algo hay que creer no???
Es algo así como "sin miedo ni esperanza" de Gamoneda. Lo comparto como una especie de cauce subyacente. Supongo que tiene que ver con algo así como el remanso del río de la vida.
Saludos
¡Hola!
Gabriel, en algún lugar de esta historia nuestra, alguien a quien los humanos llamaron Dios, se manifestó. Desde entonces ser feliz es un mal que necesita una explicación transcendente.
Es la hora de reivindicar que ser humanos significa ser feliz. Todo lo que te haga feliz, te hace humano. Y eso no significa que todo lo humano tenga que ser necesariamente bueno...
Besos.AlmaLeonor
Hola G.
El día 23 de enero a las cinco y media de la madrugada Dios se llevo a quien más quería de este mundo. Entonces supe que me había escuchado, nos había tenido en cuenta. Sí, amordacé a mi egoísmo de pasar aunque fuera un rato más con ella para que dejara de sufrir.
Y aunque dejé de ser yo en ese instante, me refiero al yo más humano, al cesar su dolor respiré algo de felicidad, por ella no por mí. Y ahora pienso, hasta el próximo encuentro.
Un beso.
Me parece que ya te lo dije: "Cree en ti, lo demás pura anectoda"
Sin los demas se sobrevive, sin uno mismo no se es.
Aunque sólo fuera por llevarle la contraria le diría que a lo mejor el silencio de Dios sea una suerte para la humanidad. ¿Puede imaginar lo que podría decir si no tuviera la santa paciencia de permanecer callado?
En cuanto al resto: si algunas cosas, y no, otras. Sí en lo material. No con respecto a las personas. Si deja aparte a “la familia y poco más” ya se está curando en salud. Que uno se pierda de si mismo de vez en cuando es una suerte. Las ideas demasiado claras e inamovibles son casi siempre peligrosas y dicen muy poco de quienes presumen de ellas. ¿Dudar? ¡Siempre! ¿Contentarse con lo que uno es? ¡Jamás! En fin, darse la oportunidad de buscar constantemente e incluso de no encontrarse en esa búsqueda. Pero nunca quedarse quieto porque sí.
PD. – Me he permitido el lujo de pontificar porque sé, lo dejó muy claro, que nada podemos aportarle que le interese. Claro que así no se podría escribir ni un tratado matemático.
Si uno no cree en sí mismo...apañao vá!!!!!
Para creer en los demás primero se ha de creer en uno mismo...
Saluditos....
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