24/1/10

Treinta y seis horas


Treinta y seis horas sentada en el sofá. El portátil sobre los muslos. Una película tras otra. No más de docena y media de palabras cruzadas con él. Ha perdido la noción del tiempo, de la comodidad. Incluso de estar, realmente, viva.
Mañana tomará el autobús urbano como si no pasara nada. Llegará a la oficina, tomará café con los compañeros, dilatará las horas, encontrará una excusa perfecta para salir mucho más tarde de lo razonable. No habrá pensado apenas en él. Eso lo hará cuando esté regresando.
Pero hoy siente cómo se pega el calor de ordenador portátil en los muslos, detesta el día que decidió dejar todo por él, niega que eso sea lo que le corresponde. Treinta y seis horas sentada en un sofá. Una película tras otra. Sin descanso.
Toma un sorbo de café mientras escucha el sonido de la lluvia. Es lo único que reconoce como verdadero entre esas cuatro paredes. Él aparece en escena. Un libro en la mano, sin afeitar, despeinado. Acaba de despertar.
- ¿Quieres que vayamos a dar una vuelta?
- No se me ocurre una idea peor. Lo que deseo es desaparecer del mapa.
- Tal vez si tomamos el aire nos venga bien.
Accede. Media hora después caminan bajo el paraguas. Se mienten uno a otro, se hacen promesas que al formular suenan mentirosas. Llegan, incluso, a caminar agarrados de la mano. Se encuentra acorralada. No hay salida.
Un autobús pasa junto a ellos. Les salpica agua sucia. Él se queja. Los pies empapados. Y ella sonríe reconociendo un aliado. Sabe que es dentro donde el mundo es otro.
© Del Texto: Gabriel Ramírez Lozano

5 comentarios:

Vera Miles dijo...

Pufff... que mal rollo. Y encima, no entiendo las dos últimas frases... Lo mío ya no tiene arreglo.

Carmen Neke dijo...

Uuufff. Totalmente de acuerdo con Vera.

Poma dijo...

Terrible conformarse con el calor del portatil..
Y creo, no sé, que el autobus es su aliado por ser un vehiculo* en el cúal se transporta al mundo en el que se siente mejor.(el portatil otro *)

Unknown dijo...

Acaso estaba en coma?????
caramba!!!!

Edda dijo...

Vaya, pues yo sí creo que el autobús es un aliado porque seguro que a ella le hubiera gustado plantarle, a él, encima de un charco. Treinta y seis horas en la vida de una persona son muchas horas para sentirse sola. Ella se siente como la rosa de la foto.