6/3/10

Golpes de timón


Los caminos que hay que recorrer tratando de llegar a ser honesto son, muchas veces, extraños. Y, lo peor, es que uno (el que camina hacia ese encuentro consigo mismo) sabe lo que hace, pero el resto no, llevándoles a pensar de forma errónea, a interpretar cada movimiento como una mezquindad, una traición o una falta de educación colosal.
Me considero campeón del mundo en hacer quiebros al destino intentando no traicionar mis principios. Me considero campeón del mundo en confundir a otros mientras doy golpes de timón sin explicación alguna. Al fin y al cabo estoy convencido de que todo en la vida debe plantearse a largo plazo, que su verdadero significado (el de la vida, el de las cosas que acompañan) aparece en su justo sitio llegado el momento. En el exacto. Ni antes ni después.. Pero, por fortuna, también me considero campeón del mundo en tener claro (muy, muy clarito) lo que es bueno, lo que es una cabronada, lo que debo hacer o lo que tengo que evitar sea como sea. Tengo claros mis principios, mi ideología, dónde está el final del camino que tracé tiempo atrás y del que no puedo, ni debo prescindir. Pase lo que pase, el camino está dibujado. Es verdad que durante el viaje tendré que modificar esa curva tan peligrosa o acortar una recta eterna y aburrida. Eso es verdad, pero lo fundamental no variará. Principio y fin. Yo y lo que creo que es la honestidad.
Sé que para algunos los movimientos que hice, que hago y que tendré que realizar en el futuro son completamente absurdos, insultantes, cobardes o crueles. Sé, también, que los que me acompañan ya entienden que el que los hace es el mismo individuo antes, durante y después. El que conocieron. Me difumino, me diluyo, desaparezco y vuelvo al lugar que toca siendo yo. Aprendí hace mucho tiempo que, casi siempre, para evitar males enormes es necesario un daño circunstancial, de los que tienen solución con una charla o un beso. Los que me acompañan han aprendido a no llevarse las manos a la cabeza sino a esperar preguntándose qué coño me pasará esta vez.
A cambio, procuro hacer lo mismo con ellos. Dejo que se alejen tanto como quieran. Ya volverán. La vida es larga y si se acaba de forma inesperada no pasa nada. Para eso tenemos la eternidad.
Digo todo esto porque andaba pensando que eso de la honestidad pertenece al individuo. Es él quien la ejerce y nada ni nadie se la puede robar. Si no existe voluntad de perderla no hay posible extravío.
La vida es un recorrido que se realiza en solitario, que adornamos con amores, paternidades o grandes amistades, pero cosa de cada cual.
La vida soy yo, mis objetos, mi insignificancia en el cosmos, mis principios, mi forma de entender las cosas, mis personajes, mis convicciones, mis creencias religiosas. La vida soy yo. Y la compañía de todos.
© Del Texto: Gabriel Ramírez Lozano

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7 comentarios:

Ana María Lozano dijo...

Qué bonito y qué profundo texto.
Cuántas verdades dices en él.
Cuantas veces no entendemos nada, pero nada, y pasado un tiempo (el que 'Dios' quiera)vemos los porqués de muchas cosas que un día nos dejaron "Knock Out" K O, "cao" o nos dejaron pensando que nada merece la pena... o simplemente desconcertados.
La honestidad, esa "cosa" que da satisfacción al que la ejerce. Al que lo es, honesto.
Bonito tema musical.

Unknown dijo...

En el camino de la vida encontramos desafíos, sueños, fantasías, esperas y despedidas..porque es larga y desde luego no es un recta fácil..por ello la honestidad de las personas.. es de cada cual y cada uno de nosotros sabremos como debemos de mantenerla fiel a nuestros propios principios...
Con respecto respecto a las personas que se alejan cierto que volverán.. pues cada persona tenemos nuestra propia línea..

Un saludito... sr. honesto.. me gustó la música que pusistes.

Edda dijo...

Cada cosa que hacemos tiene su porqué y el que quiera quedarse cerca no necesitará explicaciones. Quien se aleje no habrá entendido nada y perderá la amistad de una persona ante todo honesta.
No es fácil encontrar gente que tenga tan claro lo de la honestidad. Tan difícil como encontrar a alguien capaz de entender al que la ejerce.

Anónimo dijo...

¿Coherencia? ¿Honestidad? ¿Caminos trazados desde un inicio, con final determinado e inamovible? Complicada combinación, al final uno puede terminar no sabiendo con qué, ni con quién está siendo coherente ni honesto, si con uno mismo o con los demás. Complicado. Pero cada uno somos un mundo.
Y tu un suertudo si lo tienes todo tan claro. Felicidades.

Núria A.

Anónimo dijo...

Qué sublime Carta de Navegación,y qué bien sienta cuando una entra aquí y lee ésto.Porque una ya está harta de encontrarse relatos de náufragos a la deriva por estos blogs (y muros) de Dios.
La música,preciosa.
Es usted muy GRANDE,Sr.Ramírez.
Buenas noches.

Inodora.

Anónimo dijo...

Leerle (leerte si me lo permites)ha sido un maravilloso cierre a un día compartido con alguien que es capaz de entender al que la ejerce, que como dice Edda es tan dificil de encontrar como gente que tenga tan claro lo de la honestidad.
Un texto fantástico como muchos otros suyos, mil gracias. Es un placer pasar por esta vida del revés que siento totalmente del derecho.
Gracias siempre es un Placer.
PD: hoy pasé el día con la que yo llamo mi hermana elegida, alguien a quien alguna vez le mande alguno de sus textos, porque éstos expresaban de forma exquisita lo que tantas veces hemos hablado, porque leerlos me hizo pensar en ella, porque sabía que leerte la haría sentirse viva.
Honestamente no puedo más que darte las Gracias y Felicitarte.

Poma dijo...

Confieso cierta envidia y mucha admiración ante esa claridad de rumbo.
A algunas naturalezas más caóticas, nos cuesta, nos distraen por momentos los cantos de sirena.Tal vez por eso necesitamos rodearnos de personas ordenadas.
Enhorabuena capitán.