11/3/10

Ya está aquí


Mil novecientos setenta y cuatro. Yo tenía algo más de diez años. Fue la primera vez que lo sentí. Estaba sentado en una silla de la terraza. Supe que iba a pasar. Muy poco después ocurrió tal y como lo había imaginado. Desde aquel día presiento todo lo que sucede cerca de mí y que es algo extraordinario. Se trata de una sensación muy extraña, como si me arropasen con algo tejido con hilos de lo futuro, con sus ruidos, con el nombre de los que estarán, con sus olores. Ya sé que suena a locura, a disparate, lo sé, pero es así.
A veces me ocurre también con las cosas pequeñas. Hubo un tiempo que mis compañeros de trabajo me preguntaban cada mañana si íbamos a tener algún follón ese día o la cosa estaría tranquila. Pero, casi siempre, me sucede cuando se aproxima un acontecimiento importante e imprevisto.
Hace un par de semanas lo noté. Sabía que estaba de camino. Y no me gustó ni pizca. Sin saber de qué se trataba supe que no podría ser nada bueno. Siempre aparecen pequeñas señales unos días antes. Llegan como lo harían las estrellas fugaces antes que un gran meteorito para destruir la tierra.
Y ya está aquí. Pasajero como todo en esta vida, doloroso como todo en esta vida. Irrelevante al fin y al cabo. Pronto será un recuerdo, algo que modificó el rumbo de mi existencia levemente. O por completo. Ya lo veremos.
© Del Texto: Gabriel Ramírez Lozano

Bill Evans - Autumn Leaves






6 comentarios:

Unknown dijo...

Mientras que sea pasajero .. aunque doloroso no está mal, pues los cambios son necesarios para continuar el rumbo de la vida....

Un saludito...

Poma dijo...

¿Irrelevante o no ? No me aclaro. Si cabe la posibilidad que cambie el rumbo de tu vida por completo, de irrelevante nada.
Aunque bajo otro prisma...Si nos ponemos en plan Kundera,¿Que es lo leve? ¿Que peso tiene un suceso infimo ?...
No lo sé.

Ana María Lozano dijo...

Eso, mientras sea pasajero... aunque eso es relativo, pasa, sí, pero en nuestra mente algo queda. La memoria nos juega malas pasadas de vez en cuando. Muy malas. Gracias a que la edad, el paso del tiempo juega a nuestro favor y se nos olvidan cosas, entre las que se encuentran la terribles, menos mal. Las neuronas encargadas de recordar van muriendo, al igual que el resto de ellas. Sería aún peor que sólo olvidáramos lo bueno. Lo normal, tal nombre de actor(que toda la vida hemos sabido) o una cifra numérica que nos es del todo imposible recordar.
Intentar olvidar es imposible. Cuando uno se esfuerza, lucha por olvidar algo, más se refuerza el pensamiento odiado.Hay que fingir que nos es indiferente para que se aleje de nuestra torturada mente. Hay que vivir con los recuerdos, sabiendo que si miramos al pasado, no nos va a doler "demasiado", sólo lo justo. Lo inevitable. Cicatrizar las heridas sangrantes, eso es vivir. Nada fácil.
Pero supongo que "da cosa" 'barruntar' algo malo.
Yo lo he sentido alguna vez, o al menos he notado esa percepción, pero podría haber sido sólo eso: una percepción, pues cosas malas llegan sin parar a nuestras vidas de igual modo que otras menos malas e incluso buenas.
Excelente tema musical.

Ana M. L. dijo...

Preciosa e impresionante fotografía.

Edda dijo...

Pasajero sí, pero ¿doloroso como todo en esta vida? Gabriel, que al infierno iremos más tarde. Todavía no.
No me gustaría tener esa sensación. Saber que algo va a ocurrir y no poder evitarlo.

Señorita Puri dijo...

Por lo menos sabes que cuando te quedes sin curro puedes llevar una mesita plegable al Retiro y ponerte a leer las manos de las maripuris.