- A ver, soy la muerte. Tú, tú y tú, conmigo. Tú, pasarás una temporadita más en este antro. Te jodes. Eh, tú, sí, tú. No te escondas, imbécil. ¿No has oído que soy la muerte? Qué cosa más tonta, por favor. Venga, conmigo.
- Oiga, señora Muerte, que G. ha ido al baño. Me dijo que le esperásemos. Un pis, creo.
- Siempre tiene que haber un listo. Me pongo enferma. ¿Estaba para morirse o con si con sa?
- Pues no sé. Buena pinta sí que tiene. Pero igual no le funcionan los riñones. Vaya usted a saber.
- Ve a buscar al tal G., anda. Y date prisa porque me estoy poniendo de mal humor.
- Que dice que no era pis, que era pos. Y que tengamos paciencia, que siempre hay tiempo para morirse.
- Joder con los escritores, qué pesados han sido siempre. Venga nos vamos. Ya volveré cuando tenga un rato. No vaya a ser que esté escribiendo su epitafio y nos lo quiera leer o algo.
© Del Texto: Gabriel Ramírez Lozano
Melendi -
5 comentarios:
Cualquier excusa es buena, la próxima vez que venga la Sra. venga a por G, que le diga que se está haciendo una permanente de pestañas. Morir con los bigüdies no es posible es poco estético mortalmente hablando.
Al baño, al trastero o a donde sea.
Pies para qué os quiero...
Qué horas para leer algo así. Pensaré en algo menos torturante antes de dormir, que es: ya mismo. Mañana será otro día. Esperemos que feliz, además.Y para todos.
Esa chulería madrileña de la que hace gala la muerte en los escritos de este blog me tiene altamente preocupada.
Jajajaj Carmen Neke, sagaz muy sagaz. Chapó su comentario.
:)
Eyyy no será que esa sra. que viene.. y viene sin acabar de marcharse quiere rollito con G....
juasss.... vaya TELA!!!!!
Publicar un comentario