Los mapas crecen a medida que pasa el tiempo. Lo que fue distancia se ha convertido, sin saber cómo, en infinito. Una ciudad cualquiera es, ahora, un recuerdo de otros tiempos que, en el olvido, juguetea con aquello que nos dijimos antes de caminar por la playa. Todo es hace mucho tiempo. Hace mucho tiempo soy ahora. Lo que va quedando.
La línea roja que dibuja un trayecto perdió el sentido cuando acabó. Pero, hoy, llega en forma de rostros que reposan frente a una montaña entonces inmensa.
La vida se desmaya mirando retratos.
Un gesto sujetando la caída desde lo más alto del pasado pintado en un puñado de palabras que encuentro en el diccionario al escribir. Eres sagrada, perfecta, bondad o acuarela. Y, quizás, al pasar la página, las palabras oscurecen el papel hablando de aquella herida en el hombro o de un milagro imposible.
La vida se desmaya entre tus dedos.
© Del Texto: Gabriel Ramírez Lozano
grant green -
3 comentarios:
Hay cosas que el tiempo no cura ¿verdad? Siempre vuelven.
Me encanta.
Besos
Maravillada, que bonito texto.
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