Mary O´Meaghan, personaje que creó Truman Capote en su cuento “Among the Paths to Eden” dice: “¡No me dejes nunca, ahora que estás aquí! Éste es tu lugar. Todo parece ir bien cuando estás cerca. Cuando no estás, todo va mal.” Mary se refiere a su amado, claro está.
Hace unos días he escuchado esto otro: “Ya no puedo imaginarme la vida sin ti”. También había un amado de por medio. No es esta una frase que se le diga al primero que pasa por delante. Y esta expresión bien podría ser un resumen de lo que dijo el personaje de Capote.
Un hombre o una mujer aparece en la vida de otro hombre u otra mujer. La vida ya no es posible sin él o ella. Claro. Así son las cosas, tan simples como esto. Pero ¿qué significa exactamente la frase? ¿Los sueños ya no se verán cumplidos? Si le deja ¿se tendrá que tirar por la ventana de un ático? ¿Significa algo así como “mi amor, eres la muerte que me espera”?
Las frases que utilizamos con frecuencia encierran significados que no llegamos a intuir, que no conocemos porque no los pensamos. Decir “ya no puedo imaginar la vida sin ti” significa mucho más que un miedo patente (no a tener que hacer la compra en soledad o hacer la cama sin ayuda), dice más que un “te quiero para siempre”. Cuando en el camino se cruza alguien que se queda por siempre jamás todo cambia. El pasado, el presente y el futuro. Lo que ya sucedió deja de ser. La percepción de la experiencia es otra. Un primer amor idealizado pasa a ser pura anécdota, la separación de los padres se convierte en una lección de la que podemos aprender a no sufrir cuando nos toque pasar ese calvario, las heridas que fueron incurables van cicatrizando con rapidez. Nuestro pasado deja de ser. Cambiamos todo. No hay excepciones. También lo que pasa ahora, nuestro presente, se ve condicionado por esa presencia. Todo comienza a girar en una espiral dibujada por alguien que no puede faltar, que hace imposible pensar un escenario diferente. Esto es a lo que nos referimos cuando decimos “ya no puedo imaginarme la vida sin ti”. Habíamos olvidado el pasado al pronunciar la frase. Y el futuro. Lo que está por llegar da miedo si desaparece esa persona. Sin él o sin ella la vida se acaba. Seguiremos viviendo aunque será una vida distinta. Tendremos que morir para seguir adelante. Volverá a cambiar la percepción de pasado, presente y futuro. Dejaremos de ser yo para ser otro. La persona amada es la muerte de uno mismo.
Declarar el amor de esa forma es constatar que la muerte es él o es ella. El otro es el límite y donde se dibuja esa frontera acabo yo. Y donde acaben él o ella ya no habrá nada. Romeo y Julieta que se mueren porque sus sueños y sus recuerdos ahora son lo quisieron siempre y, el uno sin el otro, se verán obligados a volver donde estaban. El regreso es doloroso y cruel.
Mary O´Meaghan era reflejo de la escritora Jane Bowles. Capote así lo confesó. Bowles hubiera dicho “Ya no puedo imaginarme la vida sin ti” porque sabía que el lenguaje es tan útil como traicionero. Mary O´Meaghan dijo otra cosa porque Capote sabía que el lenguaje es tan útil como traicionero. Quería un personaje esteriotipado. Shakespeare se ahorró todo este lío y zanjó el asunto sin rodeos. Representando una realidad terrible.
Hace unos días he escuchado esto otro: “Ya no puedo imaginarme la vida sin ti”. También había un amado de por medio. No es esta una frase que se le diga al primero que pasa por delante. Y esta expresión bien podría ser un resumen de lo que dijo el personaje de Capote.
Un hombre o una mujer aparece en la vida de otro hombre u otra mujer. La vida ya no es posible sin él o ella. Claro. Así son las cosas, tan simples como esto. Pero ¿qué significa exactamente la frase? ¿Los sueños ya no se verán cumplidos? Si le deja ¿se tendrá que tirar por la ventana de un ático? ¿Significa algo así como “mi amor, eres la muerte que me espera”?
Las frases que utilizamos con frecuencia encierran significados que no llegamos a intuir, que no conocemos porque no los pensamos. Decir “ya no puedo imaginar la vida sin ti” significa mucho más que un miedo patente (no a tener que hacer la compra en soledad o hacer la cama sin ayuda), dice más que un “te quiero para siempre”. Cuando en el camino se cruza alguien que se queda por siempre jamás todo cambia. El pasado, el presente y el futuro. Lo que ya sucedió deja de ser. La percepción de la experiencia es otra. Un primer amor idealizado pasa a ser pura anécdota, la separación de los padres se convierte en una lección de la que podemos aprender a no sufrir cuando nos toque pasar ese calvario, las heridas que fueron incurables van cicatrizando con rapidez. Nuestro pasado deja de ser. Cambiamos todo. No hay excepciones. También lo que pasa ahora, nuestro presente, se ve condicionado por esa presencia. Todo comienza a girar en una espiral dibujada por alguien que no puede faltar, que hace imposible pensar un escenario diferente. Esto es a lo que nos referimos cuando decimos “ya no puedo imaginarme la vida sin ti”. Habíamos olvidado el pasado al pronunciar la frase. Y el futuro. Lo que está por llegar da miedo si desaparece esa persona. Sin él o sin ella la vida se acaba. Seguiremos viviendo aunque será una vida distinta. Tendremos que morir para seguir adelante. Volverá a cambiar la percepción de pasado, presente y futuro. Dejaremos de ser yo para ser otro. La persona amada es la muerte de uno mismo.
Declarar el amor de esa forma es constatar que la muerte es él o es ella. El otro es el límite y donde se dibuja esa frontera acabo yo. Y donde acaben él o ella ya no habrá nada. Romeo y Julieta que se mueren porque sus sueños y sus recuerdos ahora son lo quisieron siempre y, el uno sin el otro, se verán obligados a volver donde estaban. El regreso es doloroso y cruel.
Mary O´Meaghan era reflejo de la escritora Jane Bowles. Capote así lo confesó. Bowles hubiera dicho “Ya no puedo imaginarme la vida sin ti” porque sabía que el lenguaje es tan útil como traicionero. Mary O´Meaghan dijo otra cosa porque Capote sabía que el lenguaje es tan útil como traicionero. Quería un personaje esteriotipado. Shakespeare se ahorró todo este lío y zanjó el asunto sin rodeos. Representando una realidad terrible.
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