4/4/06

Veneno para vivir


Los que hemos practicado algún deporte con regularidad sabemos que un ciclista no puede hacer el Tour de Francia comiendo macarrones y durmiendo la siesta. Necesita algo más para terminar una carrera que se hace a velocidad de locos. Pero tampoco un hombre puede correr cien metros en menos de diez segundos bebiendo colacao, ni un levantador de pesas puede alzar tres veces su peso cuidando su dieta. Que no, que no. Para batir las marcas que hoy se alcanzan es necesario arrimarse a la química. Una pena, pero es lo que hay.
Me da la sensación que lo mismo pasa en el día a día de una persona cualquiera. En las oficinas ocurre que si alguien ve a otro tristón se acerca para ofrecerle una pastilla de nombre extraño y que te deja nuevo. Lexatín o tranqui no sé qué. Es evidente que un ser humano normalito no puede soportar su trabajo sin comerse una pastilla de vez en cuando. Trabajar es incómodo. Hacerlo rodeado de imbéciles que se creen los inventores del futuro es insoportable. Las amas de casa beben vino y cerveza en casa a base de bien. Normal. Hacer camas, lavar ropa, limpiar baños, guisar o coser los bajos de un pantalón es, simplemente, espantoso. Eso acaba con cualquiera. Me parece razonable que una mujer en esas condiciones se meta tres o cuatro cervecitas o medio litro de vino antes de comer. Otro medio litro después de la cena. Los niños comen bollos a dos carillos. Claro, después de pasar por el calvario de zampar en el comedor del colegio, no me extraña. Deben soñar durante todo el día con un sabor agradable. Cien por cien colesterol aunque lo mejor del día.
Lo que quiero decir es que, tal y como están las cosas, tendemos a envenenarnos para conseguir sobrevivir a una rutina que nos anula casi siempre. Creo yo que un tipo que se sube a un andamio y antes de hacerlo se bebe dos copas de ginebra, no lo hace para tener menos frío (en verano se las toma con hielo). Me temo que eso se hace para soportar una vida muy perra.
A mi me dio por algo mucho más nocivo que todo eso. Si hay una cosa que te permite seguir adelante es la escritura. Lo malo es que terminas medio tarumba o tarumba del todo. Escribes y entras en un mundo ficticio que te permite corregir lo que no te gusta de la realidad, encuentras explicaciones a esas cosas que suceden y te destrozan la vida, conviertes el mundo en algo manejable en el que se puede vivir con cierta comodidad. Es verdad que cuando un escritor se levanta de la mesa de trabajo se encuentra con el mismo entorno que los demás, tan hostil y tan desagradable como el mundo que se ve desde un andamio, aunque la ventaja es poderlo llevar (ese trabajo ya hecho) dentro de la cabeza (los andamios o los bollos no). Es como si el escritor fuera fabricando un lexatín enorme durante unos cuantos meses y lo tomase, poco a poco, en cada frase corregida. El efecto es parecido. Envenena y te permite vivir.
Se me ocurre una cosa. Hoy escribiré subido en un andamio, con dos o tres lexatines en el cuerpo, una botellita de ginebra a la derecha y un par de bollos a la izquierda. Igual todo esto suma y termino viendo un mundo extraordinario. O quizás me caiga y me despachurre contra el suelo. No lo sé. Y, la verdad, me da lo mismo.
© Del Texto: Gabriel Ramírez Lozano

George Benson - The World is a Ghetto






4 comentarios:

nalbaq dijo...

Leo este post con un martini rosso en la mano y un bol lleno de panchitos. Como no se escribir no me queda otra. A veces es la única manera de sobrevivir.

Ana María Lozano dijo...

Maravilloso texto. He disfrutado leyéndolo,qué bien descrito todo, magistralmente.
El trabajo,cierto que,como mínimo,es incómodo. La rutina es cruel,soportarla es insoportable.
He visto al leerlo a la sociedad de hoy,la vida de hoy, la Vida. Siempre he oído: "todo el mundo toma algo".
Tomen o no, química o no, como no nos agarremos a "algo" que nos haga respirar... nos ahogamos.

POPY dijo...

jajajajja
Hola G.
Si escribes con todo eso metido en el cuerpo fijo que te sale algo parecido a lo que escribe Bukowsky...pero...que te quiten lo bailao jajajajajajajja

Me ha gustado mucho esta entrada.

Un beso

Poma dijo...

Y si el chute de literatura es excesivo, los lectores podemos acabar como Don Quijote o Madame Bovary.

PD: Me has recordado, el interesante ensayo de Vargas LL.,sobre Onetti. "El viaje a la ficción".