Dice la Biblia que Dios creó al hombre y a la mujer para que disfrutaran del mundo, de él mismo. Les colocó en medio de un paraíso en la tierra con una sola condición que debía cumplirse o el pacto se rompería. El ser humano presenta una tendencia a cometer errores que, desde el principio de los tiempos, le ha llevado por la calle de la amargura.Y la Biblia dice que Adán y Eva metieron la pata a la primera de cambio. Resultado: fuera de aquí, a sudar y a buscarse la vida, esto de vivir con Dios (un chollo) se acabó.El paraíso se convirtió en un enorme desierto que cruza la humanidad en busca de sentido. En busca del propio Dios según las Sagradas Escrituras.Y es que Dios, según la Biblia, creó al hombre inteligente y libre. Por eso cometió un error en cuanto tuvo que decidir algo importante. Por ser libre, no por ser inteligente. El ser humano hizo uso de su libertad y no de su inteligencia. Así, el mundo se ha convertido en un auténtico disparate en el que sobrevivir cuesta un riñon. Guerra, injusticias, desastres. La lista es interminable.La inteligencia ha estado al servicio de los más tontos desde que se inauguró el chiringuito para convertir al hombre en esclavo de su propia libertad.Dios, según la Biblia, creó al hombre y le echó del paraíso por torpe. Sin embargo, ha dejado que el ser más perfecto de la creación (al menos el único inteligente) pueda pensar y desarrollar la ciencia, la técnica y la tecnología. Un Dios demócrata. El hombre se lanzó hacia una búsqueda angustiosa de otro paraíso que sustituyera al escatimado por un dios enfadado. Y esto nos ha llevado hasta, por ejemplo, internet.Por fin hemos conseguido un lugar común, universal, pensado y desarrollado desde una inteligencia maravillosa, desde la libertad. Tal y como hizo el mismísimo Dios (según la Biblia) hemos colocado todo en ese sitio para uso y disfrute de nosotros mismos. Muy bíblico, muy divino.Un paraíso pensado por los listos, construido por los listos y usado por millones de personas. Listos e idiotas, listillos y sinvergüenzas, gente corriente y personas sin escrúpulos que buscan fotografías o videos en los que aparecen imágenes de niños que están siendo agredidos sexualmente. Y de estos últimos, de esta banda de indeseables, no hay pocos.Estamos convirtiendo una de las herramientas más asombrosa y útil de la historia en un paraíso para idiotas, idiotas que hablan ocultando su identidad porque ninguno jamás sería escuchado de otro modo; para un ejército de frustrados que arremete contra todo vaciando así el saco de mierda que llevan de un sitio a otro; para terroristas que ofrecen imágenes de las salvajadas que cometen sin que nadie lo impida; en paraíso de la mentira y del lado menos agradable del hombre, ese que siempre ocultó y que ahora airea sin pudor. Hoy, los malnacidos lo pueden ser sin que otros lo sepan.Es verdad que existen miles de páginas llenas de contenidos estupendos, pero por cada una de ellas encontramos tres de las otras.Nos hemos empeñado en destruir un paraíso construido por nosotros mismos. Somos así de idiotas. Todos. Unos por mezquinos, salvajes injustos, brutos o millonarios; otros por permitirlo.Más de lo mismo. La inteligencia haciendo el caldo gordo a lo peor de la humanidad.Según la Biblia, Dios creó un paraíso para nosotros que no supimos aprovechar. Ahora, nosotros solitos, construimos otros que, también, nos empeñamos en hacer trizas. Debe ser que Dios, si es que existe, nos hizo poco inteligentes, tan libres como para creer que vale todo y, encima, olvidó dejarnos por escrito un manual de instrucciones que entendiéramos.Qué tristeza.
© Del Texto: Gabriel Ramírez Lozano
'Los duelistas': El peliculón olvidado
Hace 1 día
3 comentarios:
Gabriel, este mundo paradisíaco que hemos creado no deja de ser el mismo en el que vivimos, pero con careta. Algunos utilizan esa careta para cometer las atrocidades de las que hablas. Hemos vuelto a meter la pata, es cierto, pero es que no puede ser de otra manera, lamentablemente, en un lado y en otro somos los mismos. Si internet fuese un paraíso y estuviera lleno, sólo, de personas maravillosas, el mundo sería un gueto. Un mundo hostil al que volveríamos cada vez que apretásemos el botón del ordenador. Es triste sí, pero afortunadamente no es así. Cuando desconecto puedo seguir disfrutando de ese trocito de mundo aparentemente feliz que, como todos, creo, intentamos proteger de tanta barbarie. No sé si es vivir engañada o no, pero como lo piense mucho hago las maletas y se acabó, aquí es mucho más fácil, sólo hay que apretar un botón. Aquí no hace falta saltar.
Hola Gabriel.
Te he percibido indignado en este post y no es para menos. Y es que cuando algo cae en manos de los hombres "chungalí" (mi yo un poco macarra).
También me crispa leer que una herramienta tan valiosa nos sirva para cometer salvajadas.
A veces me pregunto muchas veces acerca de Dios, para qué nos creó.
Yo desde luego no se lo pedí. Al menos que yo recuerde...
Como jamás me ha respondido se lo pregunté a mis padres y recibí un bofetón a cambio.
Quizá lo que pasa es eso, bofetón por no saber valorar lo que tenemos.
Lo cierto es que no sé muchas cosas pero sí que duele.
Un abrazo.
Me temo que desde siempre nos han engañado con mejor o peor fortuna con aquello de la libertad, de la propia y de la de los demás. Quienes hemos creído de verdad en la libertad la hemos pretendido utilizar responsablemente, dentro de sus propios cauces, y con la conciencia clara de que su uso indebido puede convertirse con facilidad en abuso frente a otros.
¿Qué ha sido y es usada por algunos con fines inconfesables? Por supuesto, ¿quién puede ponerlo en duda? Pero la confirmación de ello no nos puede excluir de la partida. Mil veces me bajé del tranvía en marcha y otras tantas me volví a subir a él. Y lo peor es que estoy segura que aún volveré a sentir la misma necesidad mil veces más. ¿Qué le vamos a hacer? Eso sí, jamás mirar a otra parte, que suele ser lo más fácil
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