La diferencia entre un taller literario y una reunión de amigos que quieren tomar unas copas es que en el taller pagan todos menos uno (el que va de intelectual y gurú de las artes) y en esa reunión con pinta de fiesta todos procuran que pague uno (el intelectual que no se entera de nada). Por lo demás, la cosa se parece de forma inquietante. Todo bien, la vida es bella, que bueno que viniste, no podemos dejar de vernos, mira que eres ocurrente, Asturias patria querida (en el caso de los amigos después de la quinta copa y en el del taller cuando uno de los participantes decide presentarse al premio de relato breve del club “amigos de las letras de Chamberí” por lo que el resto se siente feliz y necesita festejar el arrojo del atrevido escritor en ciernes). Finalmente, el tabernero se hincha a ganar pasta y el gurú de la inspiración literaria también. Alguien puede decir que en un taller se escribe. Cierto. Pero es que en el bar también. ¿Quién no ha dejado escrito en una servilleta su número de teléfono? Para el caso es lo mismo y el resultado similar. Coño, que bien, me encanta saber que puedo encontrarte a partir de mañana, mi buen amigo (dicho escuchando como cantan el resto “Paquito el chocolatero”) . Pero, bueno, bueno, bueno, que lindo escribes, que dulzura expresando sentimientos, me encanta saber que te encontraré mañana entre los intelectuales a los que yo represento (dicho escuchando una suite de cualquier compositor romántico, a ser posible, desconocido por los alumnos del taller que vuelven a quedar prendados por la sabiduría sin límites del gurú). Es, como pueden comprobar, casi la misma cosa.Todo esto tendría su gracia (poca, todo hay que decirlo) si fuera un chiste. Pero no. Es verdad como la vida misma. Tan verdad como que los monos alternan en los bares, ciertos desalmados (sin pasar por taller literario alguno) se dedican a publicar o que hoy no deberíamos tener dolores de cabeza gracias al Santo Acacio de Bizancio. Y algunos nos quieren asustar con el cambio climático. Patrañas.
© Del Texto: Gabriel Ramírez Lozano
8 comentarios:
Te quiero comentar y mira, curioso, me muerdo la lengua, como muchas veces, por miedo a meter la pata, cosas muy usual en mi.
Pues hazlo con total libertad. Aquí no mete la pata nadie.
No se, veo que las personas tienen siempre esa palabra adecuada, para hablar o decir lo que piensa, yo tengo un problemilla, cuando empiezo suelo desvariar, porque mi mente, suele andar a su bola, con chascarrilos a destiempos, tu cuentas de algo, intento seguirte, pero en lugar de mantenerme en lo que vas diciendo, me pierdo, se me vienen recuerdos o invento tonterias, no me centro, me cuesta leer y seguir leyendo, admiro a las personas que cogen un libro y no paran, yo no puedo, a cada parrafo, me invento el mio, si dice por ejemplo que conducen y el dia es de sol, me lo cambio...llueve y claro
me cuesta entender lo que quieren decir los autores.
Siempre fui la niña tonta que mira el arcoiris, una hormiga, una mariquita o una piedra y sueña o le aplicaba la estupida historia ajena a la realidad.
He intentado tener asiento en leer el post y mira que es corto, pues no se cuantas cosas diferentes se me han venido.
Lo siento.
Mamots; Me ha gustado tu comentario. Niña que mirabas una mariquita...
Imaginación al poder ¡¡
La canción, que recuerdos ¡¡¡
Genial.
Al fin y al cabo todo hemos aprendido a escribir, todos lo hacemos en la medida que nos enseñaron. Es cierto, pero no todo el mundo sabe describir como son las cosas, dar ese sentido para que llegue, anotar algo no es mas que una acción, como andar o contar el dinero (todos contamos y no somos matemáticos).
Es igual que pintar, dar sombra no es atizarle marron a la figura, sino saber unir una gama de colores necesarios.
...en fin...
solo es de una de las frases que dices, mi idea.
Que horror si dijera todo lo que pasa por mi mente me encerrarian, o me liquidarian.
Curioso, Mamots, te entiendo porque a mí me pasa parecido: me distraigo muy fácilmente al leer y tengo que volver al tema. Puede pasar un mosquito y acordarme de un "avón" que me salió hace cinco años por mordedura de otro de su especie. Y claro: "por dónde íba...?
Obligarme a concentrarme, necesito silencio, paz a mi alrededor para leer y "enterarme" de algo.
Pero qué bonito es cuando te enteras y te llega lo que el autor quiere decir(te). Qué bello es sentir que te identificas con lo que dice o que no estás para nada de acuerdo.
La Vida es bella.
Leer también es bello. En silencio.
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