- Ya son mayores. Estarán bien. Deja de preocuparte, por favor.
- Los hijos siempre necesitan de los padres. Y los padres siempre necesitamos cuidar de los hijos.
- Te equivocas. Ellos terminarán con sus parejas, con sus propios hijos. Sin embargo, tú y yo estaremos solos, teniéndonos uno a otro. Deberías pensar en ello. Conviene tener claras estas cosas.
- Todo a su tiempo. Ahora toca cuidar de ellos. Es lo que importa.
- No, lo que toca es cuidar de ellos sin olvidarnos de que tú y yo existimos. Haz un esfuerzo por comprenderlo. Si uno de los dos se pierde por el camino no habrá vuelta atrás.
- Bien, lo tendré en cuenta. Voy a prepararles la ropa para mañana.
Mientras ella abre el armario de los muchachos, él se afeita con calma. Abre el grifo de la ducha. Muy caliente. Elige su mejor traje, una corbata moderna de colores muy vivos. Y, por primera vez en muchos años, toma el frasco de colonia, lo abre y vierte unas gotas sobre la mano izquierda. Se la pasa por el cuello y la barbilla.
Antes de salir se acerca a ella. Mira las dos maletas que hay sobre la cama a medio llenar. Le besa en la mejilla aunque ella parece no darse cuenta. Y piensa que su propio viaje comenzó hace mucho tiempo. Billete de ida. Una sola plaza.
© Del Texto: Gabriel Ramírez Lozano
- Los hijos siempre necesitan de los padres. Y los padres siempre necesitamos cuidar de los hijos.
- Te equivocas. Ellos terminarán con sus parejas, con sus propios hijos. Sin embargo, tú y yo estaremos solos, teniéndonos uno a otro. Deberías pensar en ello. Conviene tener claras estas cosas.
- Todo a su tiempo. Ahora toca cuidar de ellos. Es lo que importa.
- No, lo que toca es cuidar de ellos sin olvidarnos de que tú y yo existimos. Haz un esfuerzo por comprenderlo. Si uno de los dos se pierde por el camino no habrá vuelta atrás.
- Bien, lo tendré en cuenta. Voy a prepararles la ropa para mañana.
Mientras ella abre el armario de los muchachos, él se afeita con calma. Abre el grifo de la ducha. Muy caliente. Elige su mejor traje, una corbata moderna de colores muy vivos. Y, por primera vez en muchos años, toma el frasco de colonia, lo abre y vierte unas gotas sobre la mano izquierda. Se la pasa por el cuello y la barbilla.
Antes de salir se acerca a ella. Mira las dos maletas que hay sobre la cama a medio llenar. Le besa en la mejilla aunque ella parece no darse cuenta. Y piensa que su propio viaje comenzó hace mucho tiempo. Billete de ida. Una sola plaza.
© Del Texto: Gabriel Ramírez Lozano
10 comentarios:
¿Seguro que después de tantos años se mantenía la fragancia y no era sólo alcohol?
La colonia ayuda si no te has desviado del camino. Si, mientras te acicalas, abres el armario y sacas la ropa de los niños con ella. Pero, a veces, el espacio que van ocupando los hijos entre la pareja se va haciendo tan grande que, cuando ya no estén en casa, hará falta algo más que colonia para reducirlo.
Que parezca no darse cuenta no quiere decir que no se dé cuenta. Aunque el resultado puede ser el mismo, claro.
Lo malo es que los dos llevan razón, pero los niños ocupan el espacio que les corresponde y posiblemente el que habia quedado vacio.
y no seria mejor que la maleta a preparar fuese la de el, y ella se quedase a cuidar de sus niños?
david.
...ella no es que parezca que no se de cuenta del beso en la mejilla: no se da cuenta!, su cabeza esta en que si en las maletas faltan bragas o calcetines, aunque el tio se hubiese cortado la yugular al afeitarse a ella le daria lo mismo!
y ahora el empezara su viaje.
david again
David, si ese tío se hubiese cortado la yugular, además de ella, se habría enterado todo el edificio, jaja, la que montan algunos con un simple corte en un dedo por dios.
(Gabriel, no levantes la ceja, que estoy bromeando, eh ;)
Debería existir la compresión mutua.. el esfuerzo tendría que ser de ambos....
La fragancia de las gotas de colonia es un envoltorio que no soluciona lo que demanda.
por un momento pensé que se iba a beber el frasco de colonia. te lo juro.
La realidad es bastante más cruda: él o ella acabarán en una habitación desconocida, acariciando el pelo de alquien con quien sueñan en silencio y a escondidas y los niños se harán más mayores aún y seguirán su senda de soledades. Ni aroma ni alcohol ni otras leches.
Qué preciosidad, Gabriel, me ha encantado, anque sea una muy triste realidad.
¿Cómo se me pudo pasar a mí leer o comentar este realto cuando estuve por aquí hace días y leí otros?
Parece una paradoja de La Vida, que los hijos (el fruto del amor, a veces sólo del "sexo", pero no en este caso, creo), puedan ser la "causa" del despiste de uno de los amantes,cónyuges o lo que sean, hacia "el saber estar" para ella/él en todo momento, a pesar de los hijos...
Matrícula de honor!!
La música exquisito tema, que no conocía y estoy ENCANTADA de haberlo conocido, igual que a tí.
Ana María Lozano.
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