31/1/10

Nombres (12)


Gustavo

En el bar apenas hay clientes. Toman café. Charla tranquilamente con su buen amigo. Otra taza.
- Y tú ¿tienes algo de lo que arrepentirte?
- Jamás me arrepentiría de nada. Lo hecho, hecho está. Vaya, he tirado todo el azúcar. ¿Me pasas otro sobre?
- Te envidio, de verdad. Me gustaría mucho ser así, dice mientras observa el temblor en la mano. Agarra el asa de la taza. Antes de llevársela a la boca, levanta la vista moviendo los ojos. Sólo los ojos. No dice nada mientras comprueba que ese gesto es nuevo para él.
Se despide. Toma el autobús. Hace el trayecto de pie apoyando la espalda en la ventanilla de emergencia.
Abre la puerta de casa. Al cerrar se queda inmóvil. Las llaves en la mano, respirando con la boca entreabierta, mirando al frente. No le gusta su casa. Todos los recuerdos que rezuman las paredes le parecen odiosos. Nunca debió dejar que eso ocurriera, piensa. Gira de modo imperceptible la cabeza para escuchar un sonido inventado. Un saludo. Cualquier cosa. Cierra los ojos. No puede más. Se arrodilla apoyando las nalgas en los pies, las manos en los muslos. Comienza a reír. Hay que joderse, cómo nadie quisiera ser así, cómo nadie puede envidiar esto. Hay que joderse.
© Del Texto: Gabriel Ramírez Lozano

4 comentarios:

Edda dijo...

Tiene razón. Lo hecho, hecho está. No hay vuelta atrás. Pero para eso están los buenos amigos, los buenos de verdad. Para poder arrepentirse con ellos, para desahogarse. Así al volver a casa, con sus fantasmas, seguro que se encuentra menos solo.

Carmen Neke dijo...

Magnífica, esta serie de los nombres. El ser humano reducido a las vicisitudes del santoral. Me encanta.

Unknown dijo...

Cierto lo hecho, hecho está....no hay vuelta de hoja.. y el arrepentimiento ya depende de cada cuál!!!

Poma dijo...

Non, rien de rien, non, je ne regrette rien
ni le bien qu`on m`a fait, ni le mal
tout ca m`est bien egal