La gente corriente quiere ir de compras, no pagar mucho por su hipoteca, ver un buen vídeo la tarde del domingo o poder salir a cenar fuera de casa de vez en cuando. Cosas de ese estilo. Alcanzar la verdad absoluta (si es que eso es posible), reflexionar sobre la trascendencia de su ser o intentar saber si Dios creo el mundo y deja que se haga añicos como si no pasara nada (esto se lo creen unos y lo niegan otros sin más), importa bastante menos. Estos asuntos se los dejan a los cuatro o cinco que toman por locos o por inmensamente listos o por inmensamente tontos.
La gente corriente dedica su tiempo a trabajar, a estudiar, a sufrir, a preocuparse por sus hijos, a cabrearse con ellos, a reír y a llorar. Dejan que sean otros los que se ocupen de sí mismos. Otra cosa les parecería un auténtico aburrimiento.
A mí me gusta la gente corriente. Y, encima, es el grupo más numeroso de todos, donde mejor se puede elegir. Si te equivocas tienes recambios a diestro y siniestro. Me gusta esta gente porque hacen del mundo un lugar agradable, simpático. ¿Puede alguien imaginar un mundo en el que todos nos preguntásemos sobre si Dios es uno y Trino? Menudo tostón.
La pena es que el mundo no lo domina esta gente tan corriente y tan simpática. No. El mundo está en manos de gente mediocre. Esos me caen peor. Imponen su ley desde los medios de comunicación (generalmente mediocres), desde el dinero, la abundancia y la idiotez. Los corrientes, los locos, los increíblemente listos, casi todos, se encuentran envueltos en ese mundo pintado a base de brochazos carentes de talento aunque muy caros y muy de marca.
Digo todo esto porque hoy me han dado una alegría. Me han dicho (alguien tan normal y corriente que parecía humano) que lee este blog porque le resulta agradable acercarse a mis cosas sin necesidad de jurar haber leído a Faulkner o tener que atarse una escoba a la espalda para parecer muy digno antes de leer uno de mis textos.
Me han llamado de todo en mi vida. Cosas horribles, cosas rodeadas de almíbar que daban asquito. Pero normalucho, corriente o algo parecido, jamás. Y esto me alegra mucho. Pero mucho, mucho.
© Del Texto: Gabriel Ramírez Lozano
8 comentarios:
A mí me da mucha envidia la gente corriente, que va por el mundo sintiéndose como en casa. Está bien eso de que también tengas lectores normales y humanos que se identifican con lo que escribes, Gabriel, eso significa que no todo está perdido.
A mí me fascina mi otra mitad más corriente,sólo que no tengo recambios a diestro y siniestro,porque no los hay,no existen.Sólo hay lugar para una,la otra mitad,digo.
Inodora.
Lo mejor, ser normal y corriente.Lo demás, pura pose y cansina.
Núria A.
Pues a mí me gusta más la gente especial que pasa desapercibida. Esa que trata de ser corriente pero que no lo es, porque no hace lo que hace la mayoría de la gente, aunque no deja que se note.
Lo peor es que a veces buscamos a propósito ser diferentes, necesitamos y queremos serlo!
Normal , corriente, especial, diferente...¿De que esta hecho el ser humano? Esa es para mi la pregunta.
Realmente somos corrientes?????
Cuando ascendemos uno de los peldaños de nuestra piramide de las satisfacciones nos convertimos en eso que hemos estado criticando antes del ascenso..... o por lo menos es lo que yo veo a mi alrededor gente que creo que es corriente y luego se transforma....
Un saludito...
mmm no se si expresé... lo que quería decir... buahhhhhhhhhhhh
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