Ane.
- Veo que conservas la sonrisa. Te has hecho mayor, pero te da igual. Tú a lo tuyo.
- No creas. La he recuperado para venir a verte.
- ¿Eres razonablemente feliz?
- Sí, aún no me he enamorado de nadie.
- Ya. Bueno, dime, ¿de qué es lo que querías hablar?
- De cualquier cosa que me haga pensar que todo esto tiene sentido, que la vida es algo más de lo que veo.
- Pues recordemos alguna de nuestras viejas charlas.
- Excelente, al fin y al cabo eso es lo que cuenta.
© Del Texto: Gabriel Ramírez Lozano
Concha Buika -
6 comentarios:
¡Gabriel!
Me encanta, de verdad, y me hace mucha ilusión. Que sepas que he estado toda la tarde deseando volver a casa para verlo, y he conseguido sacar algo de tiempo, no solo para leerlo, si no porque tambien he tenido que hacerme una cuenta de google o algo así.
Un abrazo
Razonablemente feliz. Que cosas dices. Me encanta tu blog.
:)
Como nos gusta recordar y contar nuestras batallitas.
Bonito poder recordar viejas charlas con amig@s..
(*_*)
Hola G.
Creo que, al fin y al cabo, es lo único que les queda, eso y el amor al que renunciaron, quiero pensar, que por alguna buena causa.
¿Resignarse a ser razonablemente feliz? No lo sé...Si puedes, en algún momento de tu vida, escoger la plenitud...Para debatir...
¿De verdad que no tienes una mirilla secreta a mi vida? Alucinante...
Besos
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