Su bisabuelo se arruinó durante la crisis económica de mediados de siglo. Se suicidó. El abuelo logró salir a flote con el negocio de las mandarinas. Fracasó por su afición a los bares de alterne. Apareció muerto en la cama de una puta con fama de tener muy mala leche. Su padre gastaba lo que ganaba al mismo tiempo. Un día no ingreso lo que esperaba, no pudo pagar sus deudas y apareció muerto en la cuneta de una carretera. Ella, la única mujer descendiente directa de aquel suicida, orgullosa e insensata, contraerá matrimonio mañana a las doce en punto.
© Del Texto: Gabriel Ramírez Lozano
© Del Texto: Gabriel Ramírez Lozano
7 comentarios:
¡Hola!
Joer!! Ríase usté de la Saga Kalandrían.... A ver si me pongo a leer esas entradas de nombres que aún no lo he hecho.
Besos.AlmaLeonor
Ella rompera con la saga y matará al desgaciado con el que se va a casar, cobrará el seguro de vida y a vivir¡¡¡
Hola G.
Pues yo creo que ella va a ser quien le saque los higadillos al pobre infeliz con quien se casa...la cosa de los genes...y pasará el mismo cuento pero todo en femenino...eso sí sin suicidios y más matrimonios interesados...
Saga-cidad...
Besos
¿No hay forma de avisar al futuro marido? ¡Que aún está a tiempo! Pobre, jajaja.
Leo este post mientras me como una mandarina. Tengo alma de pendenciera y sólo puedo decir ¡Viva los novios!
Núria A.
Que podria salir mal????
Que cada cual se suicide como quiera, la mujer eligió suicidarse lentamente.
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