24/3/10

Sobre vidas rotas


Sartre dijo que la guerra había partido su vida por la mitad. Con ello hacía referencia a la modificación que sufrió al ser consciente de que formaba parte de un sistema social, que dependía de otros y esos otros de él.
A Sartre se le quebró la vida cuando sintió que era un hombre y que eso significaba muchas cosas.
A cualquiera de nosotros nos puede pasar lo mismo en un momento determinado de la vida. De pronto, pasa algo y el mundo toma forma. Lo cotidiano es extraordinario, lo inútil toma sentido por pequeño que sea. Todo importa, todo es yo.
Pero ¿qué puede ser tan importante como para que ocurra algo así?
Las primeras ideas que llegan cuando alguien se plantea algo parecido a esto tienen que ver con la amistad, con el amor, con un acto heroico o tan enorme como para transformar la existencia entera. La fantasía coloca al protagonista en situaciones colosales, de éxito y gran fama. Esas son las primeras ideas. Prueben con algún conocido. Ya verán como tener un hijo, conseguir un premio millonario en la lotería o descubrir un nuevo elemento químico aparecen como posibles razones de cambio radical. Cosas así y no otras.
Pero lo malo de plantearse con seriedad los asuntos (y en este blog, autor y lectores lo hacen siempre) es que esas primeras fantasías se apartan del camino por ser eso, fantasías. Y con paciencia uno se va acercando a la verdad tanto como es posible. A eso que suele ser (tantas veces) tan espinoso, tan molesto.
¿Qué puede quebrar la vida de uno de nosotros? El amor la decora, la amistad la hace más llevadera, un hijo la completa, el dinero la ensancha, un descubrimiento la hace universal. Pero ninguna de estas cosas la troncha de tal modo que el mundo se desplome para volver a empezar de nuevo, como para que nos hagamos conscientes de lo que somos en realidad.
¿Qué la puede partir por medio? ¿Qué es eso que busco? Hay que mirar ese lugar que aterroriza para encontrar, ese lugar que tanto evitamos. La muerte de un padre, de un hijo; la indigencia, la guerra que se lleva por delante a los compañeros y amigos, la traición, un divorcio, la infidelidad. No seguiré para ahorrar un mal rato al lector.
El universo personal se compone de todas sus excelencias y de todas sus miserias. De los miedos, de la belleza, del sufrimiento y de cientos de cosas con las que el ser humano disfruta.
Es absurdo, además de poco práctico, no querer asumir algo tan sencillo. Entre otras cosas, para explicar qué nos pasa y porqué.
Tener una fotografía del todo es una forma de crecer y enfrentar lo que va llegando, una forma de sentirse más humano, de saber que lo que hacemos es cosa de todos y que lo que el mundo logra o resta hará de mí cualquier cosa distinta a la actual. Y, así, cuando llegue esa ruptura seremos capaces de salir adelante. A base de cuentos de hadas no. Eso sólo funciona cuando el individuo cree que es feliz o que alguna vez puede llegar a serlo. Fantasías.
© Del Texto: Gabriel Ramírez Lozano

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6 comentarios:

Edda dijo...

Eso es soñar y dependiendo de lo morboso que sea cada uno, será capaz de imaginar sus propias pesadillas. Soñar no hace daño mientras se tengan los pies en la tierra.
Para que una vida se quiebre sólo hace falta que uno de los pilares de esa vida se tambalee. Quizá no como para empezar de nuevo, pero sí para seguir adelante.
Ser conscientes de nuestras limitaciones y asumir lo que vaya viniendo es una forma de amortiguar el golpe cuando llega. Pero doler, va a doler igual. Por eso creo que permitirnos el lujo de soñar alguna vez, no nos hará mal. Pero sin separar los pies del suelo. Eso hay que tenerlo claro.

Anónimo dijo...

Entonces yo he debido tener una vida muy larga..no sigo..yo es que llego de la selva, amigo, allí se mata, se decide pasar por la cárcel siendo casi monja, se logra dar vida y hasta crearla de donde sólo había muerte y cuando más vida vas sembrando, llega el miedo de los soberbios y te destrozan no ya lo que has logrado, sino los mismos pilares donde te sostenías para lograrlo.
Pero, oye, aún así, consigues seguir viviendo ingenuamente, repartiendo.
Es que me río, y me asombro de tanta queja como oigo.
En fin, tú a lo tuyo, que lo haces muy bien, macho...pero, por favor aprieta un poco más la tuerca, hombre, que hasta ahora parecía tu entrada un cuento de hadas.
saludos de un nuevo

Unknown dijo...

...... es tan fácil maquillar la realidad......

Gabriel Ramírez dijo...

Anónimo, ¿de qué quejas habla usted? Me temo que durante su larga vida y su estancia en esa selva ha tenido poco tiempo para dedicarle a la lectura. No se ha enterado usted de nada.
Ah, por cierto, esa ironía (?) final ahórremela la próxima vez.

Poma dijo...

Me ha gustado mucho, el texto.


La proporción y el equilibrio. Las raices en la tierra , las ramas mirando al cielo. Puedo pecar de cursi, pero es el mapa por el que intento transitar.Saber, ser consciente que el rompimiento puede suceder en cualquier momento, sin caer en el pánico cuando lo miramos cara a cara. Y permitirse el lujo, de fantasear e imaginar para embellecer la existencia.

Ana María Lozano dijo...

Precioso texto, increiblemente sensible y real.
"Lo cotidiano es extraordinario, lo inútil toma sentido por pequeño que sea. Todo importa, todo es yo."
Esa frase nos hace recordar algo tan conocido por todos (como muy bien has expuesto) como el que tras una desgracia, se mira hacia atrás, añorando nuestra 'otrora' odiada rutina, en la que todo "era normal", sí, pero nos quejábamos, de puro hastío,de esa normalidad, de puro "vegetar".
Pero, claro, la Vida, sabia ella, nos abre los ojos al darnos una tragedia y nos dice: mira, todo sucede por algo. Y, o morimos de angustia o crecemos como personas adultas, maduras(nada que ver con la edad) y aprendemos las duras "lecciones" del camino del existir... hasta que 'Dios' quiera.
La fantasía nos hace vivir lo que la Vida nos niega. Quizás mañana no lo haga... ojalá.