El día ha sido largo. En pie desde las cinco y media de la mañana. Cuando comienzo a escribir este texto parece que nunca hubiera dormido. Son las nueve y veinticinco de la noche. Viajo en tren. De Sevilla a Madrid. El día ha sido largo, muy largo.
Hace ya mucho tiempo que soy mayor para algunas cosas. Los viajes a causa del trabajo que tanto me divirtieron hace algunos años se han convertido en una tortura. Yo lo que quiero es estar en mi casa haciendo lo que más me gusta. Cuidar niños, poder coger mis libros y leer alguna página suelta por la razón que sea, sentarme a escribir o charlar tranquilamente sobre las pequeñas cosas que dibujan mi vida. Hace ya mucho tiempo que me siento mayor para fingir que soy otro más alto, más guapo y más listo. Incluso me siento mayor para ser mayor.
Hacerse viejo es incómodo. Más que nada porque sabes que te morirás más pronto que tarde. Y eso no mola. Pierdes reflejos, ganas en torpeza, la vista se cansa un poco más cada línea que lees, los niños te parecen muy niños (es insultante que alguien nacido en este siglo ya sepa hablar), envidias a los jóvenes; los de tu edad te parecen mucho más viejos, más torpes y más cegatos que tú mismo; y los ancianos te recuerdan que prontito serás eso que ves. Y eso tampoco mola.
Pero lo peor de todo es hacerse viejo en un vagón de tren. Nadie te conoce, nadie se percata de lo que está pasando realmente, nadie quiere saber nada de tu inminente vejez, ni de lo joven que fuiste alguna vez. No soy nadie y aquí no hay un alma. Quiero llegar a mi casa para hacerme mayor rodeado de niños gritando.
Y ahora lo que voy a hacer es envejecer durmiendo. Muchas horas sin dormir. Y el movimiento de tren invita a descabezar un sueño. Ya he tenido bastante por hoy.
© Del Texto: Gabriel Ramírez Lozano
10 comentarios:
Pues entonces a mimir.. jajajaja
Un saludito y hasta mañana que descansessssss
Ha llegado el momento de tu merecido descanso. Una nana o algo y a descansar. Buenas noches y buena suerte.
Núria A.
Y sin embargo en ese vagón de tren te has sentido como un niño, sólo e indefenso, añorando la seguridad y calidez del hogar. Pero pasará. Es sólo el llanto de los adultos cuando están cansados y tienen sueño. Después se duermen.
Hacerse mayor;Más viejo, más cansado , más sabio... ser anciano, volver a ser como un niño.
Hacerse mayor no mola nada. Pero la alternativa mola menos todavía.
Cierto lo de Carmen, la alternativa es catastrófica. Me has hecho sonreir mientra te leía, Gabriel, porque tienes un fino sentido del humor, y en este texto un tanto triste y resignado, has cubierto lo feo con humor y eso siempre es agradable y terapéutico.
Pasan los años y no nos queda otra que abrir los ojos y disfrutar de lo que tenemos. Al menos tenemos La Vida, que es todo.
No te conocía de nada, me he tropezado contigo dando vueltas por aquí y me mola cómo escribes. Un abrazo
Fogwill, escritor argentino, en su libro Vivir afuera dice: “Vejez es repetirse satisfactoriamente, y es algo bueno. Malo será ya no poder hacerlo". Un abrazo.
No sé si es más dramático hacerse viejo o pretender ignorar que está ocurriendo. ¿No decía alguien “que lo que no puede ser no puede ser y además es imposible”? Pues a lo nuestro, como no hay remedio alguno, lo que tenemos que hacer es exprimir la vida lo máximo y su relato de cómo hacerlo no parece malo: “cuidar niños, poder coger sus libros y leer alguna página suelta por la razón que sea, sentarse a escribir o charlar tranquilamente sobre las pequeñas cosas que dibujan su vida”, y, por supuesto, aprovechar el traqueteo del tren, que cada vez es menos traqueteo, para descabezar un sueño.
Hola G.
Mientras sigamos con vida seguiremos envejeciendo.
Piensa en ese tren como en tu vida, piensa que al final del trayecto llegaste donde querías llegar. Y eso, más que entristecer debe conmover.
Y sí, ciertamente el traqueteo es un fabuloso somnífero, de las mejores cabezaditas que me he echado entre raíles...De hecho, deberían existir las camas con botones dándote opción a elegir modo traqueteo jajajjaja
Un beso
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