20/1/10

Rabia


1
Le dice que se vaya. Él obedece. Pero cuando da media vuelta escucha que no, que no se puede ir. Suspira con cara de pocos amigos mientras comienza el gesto de vuelta. Vete. Parpadea despacio después de oír, muy despacio, expira tranquilo. Empieza de nuevo a girar. Ahora no escucha. Ella grita algo que no sirve.
2
Abre la cerveza. Algo de espuma se escapa por el cuello de la botella, resbala por al vidrio y llega a la mesa. Mira cómo la mancha de humedad se extiende por la madera. No puede evitar pensar en ella. Mira el teléfono. Alarga la mano. El dedo reposa sobre la tecla que lo desconecta. Piensa unos segundos. Pulsa.
3
Tira las blusas al suelo, luego los pantalones. Quisiera vaciar el armario de una sola vez. Cierra con fuerza la puerta. Evita un grito. Otro más. Marca su número. Sin conexión. Maldice hasta que comienza a llorar. Por fin, logra dormir.
4
- ¿Cómo estás? Parece que no haya pasado un solo minuto desde que te vi por última vez, dice ella. La alianza en el dedo índice de la mano derecha.
- Es que no ha pasado ni un minuto, contesta él.
Cuando se despiden ella recuerda su ropa tirada por la habitación. Aprieta los labios haciendo que las comisuras desciendan marcando un camino transitado muchas veces. Él toma el primer camino que se encuentra para regresar. Como desde aquel día hace.
© Del Texto: Gabriel Ramírez Lozano

3 comentarios:

Poma dijo...

La cuerda se erosiona tanto tira y afloja.Si es de calidad no se rompe.A ciegas la agarramos para regresar.

Señorita Puri dijo...

No hay que aguantar, hay que ser feliz y punto.

Unknown dijo...

De vez en cuando una tirantez es necesaria para darle vida a la relación!!! Si no sería aburridaaaaaaaa

:)