24/3/09

Mamá, quiero ser artista


Me preguntaba ayer un muchacho finlandés que por qué en España se duerme siesta y es tan importante para todos que así sea. Pues muy fácil, querido finlandés, porque no queremos dormir durante la noche. En España desde bien jovencitos nos negamos a dejar pasar la noche como si no existiera, le contesté.
Los niños quieren acostarse tarde, los adultos también, los adolescentes creen que dormir antes de las doce de la noche es una especie de pecado mortal. Y, entonces, ya hace muchos años, alguien inventó la siesta. Robamos unas horitas al horario laboral (la siesta puede hacerse incluso en la oficina si la habilidad del sujeto es normalita, no hace falta ser un genio del escaqueo) y podemos hacer realidad uno de nuestros deseos más arraigados.
Y ahora pienso que esto de dormir la siesta es parecido a lo de ser escritor. Un buen día todo todos los españoles deciden que hay que ser escritor, que eso viste muchísimo y que si no lo consigue se convertirá en una persona acabada. Aparecen cientos de talleres literarios, un buen puñado de escuelas dedicadas a la enseñanza exclusiva del arte literario, programas de radio se unen invitando a enviar textos a los oyentes, no hay pueblo de España que no proponga un premio de novela, poesía o relato breve y el mundo se llena de escritores en ciernes. Grandes futuros escritores. ¿Por qué? Pues muy fácil, también. Los medios de comunicación nos muestran ese mundillo literario que crece alrededor de los premios, de los lugares en los que se toca la fama y algo de poder. Y la gente se lo cree. Quiere ser escritor cualquiera porque cualquiera quiere ser persona de fama. Antes era al contrario. Nadie quería acercarse al mundo de las artes porque sabía que su futuro se llenaría de deudas y hambre.
Lo triste es que hay programas (en esos mismos medios de comunicación) que nos enseñan que si nos casamos con un tipo millonario por una cuestión económica (es decir, que nos casamos por la cantidad de pasta que maneja y nada más) también nos hacemos ricos y famosos. Aún no se ha producido un movimiento social de grandes dimensiones en este caso. No todos queremos ser unos frescos, pero estamos a punto de conseguirlo.
Me temo lo peor. No quisiera pensar que, por ejemplo, a las niñas españolas les de por ser ministras de defensa, o a los muchachos les parezca muy atractivo llamarse Boris y decidan bajarse los pantalones en cuanto vean una cámara cerca. Quiero pensar que con la siesta y el querer ser escritores tenemos bastante.
Como estoy empeñado en que mis dos o tres lectores (creo que no tengo más) no cometan errores, vuelvo a recomendar un artículo firmado por mi amiga Vera acerca de todo este lío del mundo artístico. No tiene nada que ver con este que están leyendo, pero me ha gustado mucho. Mis queridos dos o tres lectores, léanlo si es posible a la hora en que todos duermen la siesta o dormitan en su mesa de trabajo. Y piensen seriamente si quieren ser escritor o no. Se gana poco dinero y se sufre más de la cuenta. Quizás lo del millonario sesentón es mejor alternativa. O quizás lo mejor es quedarnos cada uno con lo nuestro y dejarnos de idioteces.
© Del texto: Gabriel Ramírez Lozano

9 comentarios:

Wara dijo...

Ya de niña quería ser yo artista, bueno, escritora concretamente. Pero no una cualquiera, sino de ese tipo de escritor torturado, sufridor, incomprendido, al que la fama alcanza cuando ya no puede disfrutarla. Digamos que he crecido aunque sólo sea un poco y que, al paso, he despertado. Qué pena que se transmita a la juventud ese deseo de alcanzarlo todo fácilmente, sin esfuerzo o a través del trabajo de otros: casarse con alguien rico, participar en un programa de televisión, pegarle a un balón o ni siquiera hacerlo por el riesgo de romperse una uña.

Ginebra dijo...

Mi hija pequeña al principio quería ser granjera; hace unos años cambió de opinión y dijo que escritora. Ahora se lo ha pensado mejor y dice que quiere ser rica. Sin más.

Carmen Neke dijo...

Yo no he conseguido dormir la siesta en mi vida. Y lo de ser escritora pues también se quedó en sueño de adolescencia, como lo de querer ser princesa: estoy enormemente a gusto siendo una de las dos o tres lectoras que tienen los que quieren escribir en serio. Como me suelen decir por estas tierras herejes, "¡qué española más rara eres!"

Y qué canción tan bonita, la de hoy.

Anónimo dijo...

Yo una vez quise ser escritor, pero se me pasó enseguida, en cuanto gané mi primer sueldo y descubrí que la tela te hace un poco más feliz.
Pedazo de tema el de B.B. King y la señorita Schuur. Jazz del bueno todo lo que cuelgas. Adictivo.

POPY dijo...

Hola G.
Pienso, aunque Vera aconseje no hacerlo y dedicar más tiempo al sentir, que este post tuyo es algo radical.
Bien es cierto que la imagen que nos ofrecen los medios de comunicación de algunos escritores tienta a la hora de escoger una profesión. Aunque si nos ponemos así también atrae el ser actor, cirujano plástico, cantante, escultor, arquitecto, chef, pintor, banquero, político...o, como bien apuntas, casarse con uno de estos para encontrar la fama.
Iré más allá, son alternativas para amasar dinero que es el verdadero Padrino de todo esto.
Hoy por hoy prima el ser hábil para para hacerse rico sin demasiado esfuerzo. El Dioni fue un artista en esto.
Que un día se te antoje ser escritor y lo seas es por que se te puede antojar. Si a Paquirrín se le antojase ser coplista seguramente lo sería.
No todos reunimos las facultades para ser esto o aquello y eso debemos asumirlo. En mi caso jamás podría ser veterinaria pues los animales me dan mucho respeto. Tampoco bombero ni azafata de vuelo pues no doy la talla. (Hay operaciones que te suman centímetros pero deben costar lo suyo, de nuevo, factor dinero).
Creo que una cantidad excesiva de euros te hacen desvariar. Lo material cansa y te dices entonces que no estaría mal sensibilizarte con el arte. Jesulín de Ubrique grabó un disco, El yoyas de Gran Hermano publicó un libro, Mar Flores actúa en películas....
No me has quitado la idea de ser escritora (quizá me niegue a asumir que no valgo). Escribiendo, gane o no dinero, gane o no fama, es cuando más feliz soy.
Aunque aún me queda mucho que aprender sobre la felicidad.
Crear siempre es el comienzo de algo.

Sólo duermo la siesta los domingos y, a veces, ni eso.

Un abrazo muy fuerte.

Anónimo dijo...

Yo no duermo la siesta, nunca he querido ser escritora y jamás me casaría por dinero. Además huyo de las cámaras como alma que lleva el diablo y no digo más porque ya tengo bastante fama de perro verde, pero ¿sabes lo más importante? Soy feliz.

Conseguirás que me guste el jazz.

Anónimo dijo...

He leído el Artículo de Vera, y creo que lleva bastante razón
En cuento al tuyo, supongo que vivir del arte, salvo excepciones ha de ser dificil, yo no se si todo el mundo quiere ser escritor, pero me parece de locura ese afán de famoseo a costa de lo que sea, sin el mas mínimo pudor.
Tampoco se quien es el yoyas que nombra Popy, pero no entiendo que haya alguien a quien le interese lo que pueda escribir un personaje del Gran Hermano, pero quizás me equivoco. Yo no duermo la siesta, a lo mejor es por eso.

Anónimo dijo...

Yo quiero ser ministra de defensa y casarme con un hombre muy rico y muy mayor y a vivir (yo, no él) que son dos dias! pero no quiero salir en la tele, eso no....engorda!, dicen!

Unknown dijo...

Qué importa si hay siesta o no, si money or not, fama, cámaras, flashes, si existe música tan hermosa...
(Por otra parte, totalmente coherente con la médula de las letras de este lar)