
Hoy es el cumpleaños de Guzmán. Lo ha estado celebrando durante una semana. En el colegio, con una parte de la familia, con la otra. Hoy la cosa se ha limitado a un beso. Y a este mal texto.
Cinco años. Y apenas ha pasado un rato desde que le levanté de la cuna por primera vez para preguntarle cómo estaba. Un bebé precioso. Nunca había podido imaginar que un niño pudiera ser tan deseado por sus padres. Llegó curando viejas heridas, llenando un hueco preparado con cuidado, exclusivo, a medida. El nacimiento de mis hijos siempre fue algo especial, intenso e inolvidable, pero el de Guzmán superó cualquier expectativa.
Después de cinco años, Guzmán ocupa ese lugar con carácter tranquilo, dulzura e inteligencia.
Ha llegado del colegio con su corona de cumpleaños. Es costumbre en el Liceo Europeo. Y un bonito dibujo. Feliz, sin saber que cada día, cada día sin faltar uno solo, pienso en mi padre al verle. Sé que hubieran disfrutado el uno del otro cada minuto, cada cosa que hicieran. Parece que Guzmán hubiera heredado todo lo mejor de su abuelo. Y, sin embargo, no hubo tiempo para que se conocieran y reconocieran. Nadie sabe lo que hubiera sido capaz de hacer para que hubieran vivido juntos cinco minutos. Sólo pedía cinco minutos, joder.
Hoy es su cumpleaños y siento la garganta dolorida como cada veintisiete de abril. Rabia, nostalgia, pena por la ausencia. Y, por supuesto, una gran alegría por tenerle aquí. Mucha.
Felicidades, hijo. Que la fortuna te acompañe por siempre jamás.
© Del Texto: Gabriel Ramírez Lozano
8 comentarios:
¿Cómo se convive con la ausencia?
Feliz Cumpleaños a Guzmán
Pero qué graciosos están cuando vuelven del colegio con las coronas de cumpleaños, los míos tenían en el cole de preescolar una profesora que les hacía unas coronas churriguerescas que más bien parecían la mitra de San Nicolás. Y no había quien les quitara la corona en todo el día, claro.
Feliz cumpleaños, Guzmán. Afortunadamente solo tienes cinco años, y no tienes todavía edad de avergonzarte de las cosas que tu padre va escribiendo de ti en su blog.
Que la fortuna lo acompañe por siempre jamas, y por muchos años, esa sera la fortuna de sus padres.
Entrañable texto,Gabriel
Que no se te olvide que Guzmán se lleva lo mejor de su abuelo en un 25%. La genética es lo que tiene. :)
Felicidades Guzmán!
Parece que la vida es así: injusta, amarga, y hasta insoportable. Parece que la felicidad nunca puede ser completa. Que siempre nos falta algo. Que apenas llegamos ya nos estamos yendo. Que un problema sucede a otro. Y que un encuentro feliz se empequeñece o diluye con una despedida lacerante.
Por supuesto, ¡joder!, como usted diría: ¿por qué la vida no nos da un respiro de vez en cuando? Y sin embargo yo creo que siempre nos lo da. Que parece que no, seguro, pero siempre encontramos una puerta por la que poder escapar a otra estancia distinta, quizás no suficientemente clara, pero por lo menos algo más ventilada. Que siempre nos queda la posibilidad de quejarnos, y quejarnos también ayuda. Que si no consuela el mal de los otros al menos nos obliga a disimular el propio para no ser manifiestamente injustos al percatarnos que siempre hay situaciones peores.
En fin, que celebrar los cinco años de un hijo querido y ser plenamente consciente de ello, más que buena suerte, es un autentico privilegio.
¡Felicidades a los dos!
Felicidades para Guzman. Y para el papá que lo adora mirándolo.
Hola G.
Dicen que cuando alguien muere trae consigo un nacimiento. El de Guzman debió de ser especial, solo hay que mirar su carita de ángel.
Felicidades para él. Le deseo todo lo mejor. Os deseo todo lo mejor de esta vida.
Un abrazo.
Un hermoso niño que trae consigo la mirada del abuelo. Doble regalo de la vida. Dilúyase la nostalgia. No marchó.
Abrazo.
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