
- No, no, nunca he estado enamorada. Pero ¿se puede saber qué haces? ¿Puedes quedarte quieto?
- Intento que coincidan nuestras sombras. Espera, no te muevas.
- Pareces un crío. ¿Qué crees que pasará? Venga, sorpréndeme.
- Ahora nada. Pero si me concentro mucho quizás queden unidas para siempre y, cuando se esconda el sol, cuando tu sombra regrese a ti, tal vez me pueda pegar a tu cuerpo hasta el día siguiente. Eso quisiera. Bueno, tú sigue contándome. Decías que nunca habías estado enamorada.
- ¿Eso dije?
© Del Texto: Gabriel Ramírez Lozano
7 comentarios:
A la miércoles!
Leí lo que te dejó el anónimo y se me borró lo que te iba a decir yo.
Ah, sí, ya me acuerdo: que a mí me conquistaron de una manera similar y debo decir que el efecto hasta el día de hoy perdura, y eso que han pasado muchos años.
Lo lamentables es no saber decirlo, tanto, al menos, como no saber pensarlo. Pero quizás sea más lamentable incluso no saber entenderlo si por casualidad llegáramos a escucharlo.
En fin, seguro que lo más lamentable de todo es convertirlo en dialogo puramente literario y dejarlo pasar con un simple suspiro de aprobación.
Ante semejante declaraciòn solo cabe esa respuesta
¿eso dije?
El amor es un juego y el que conquista gana. No deberíamos dejar de jugar. Nunca.
Estar enamorado amigos, es descubrir dónde se juntan cuerpo y alma.
Hola G.
Hace tiempo escribí una frase en un papel y la pegué en mi ventana. Decía: "Debo alejarme de su sombra para encontrar la mía".
Hace tiempo que la despegué y la tiré a la basura. Es que eso no era amor. Seguro que no.
Un beso
maravilloso diálogo, muy bella la imagen literaria de la sombra.
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