Se ha quedado dormido mientras escribía. Le mira desde el pasillo sin cruzar la puerta. Por fin, se acerca. Va a tocarle el hombro, pero se fija en un pequeño papel arrugado. Mueve despacio la mano hasta que lo agarra. Descifra despacio la caligrafía irregular. Lee una, dos, tres veces. Deja la nota en su sitio. A él en su sitio.
Ella vuelve al suyo intentado pensar en el momento exacto. Ese instante fatídico. Tratando de recordar con claridad el gesto que hizo para escribir una primera palabra fronteriza.
Intenta dormir. Pero repite una frase sin cesar mientra se retuerce. Sólo lo logra cuando amanece.
Él despierta. Un intenso dolor de cabeza, el cuerpo entumecido. Quiere tomar un café. Cuando está a punto de levantarse para prepararlo mira la nota arrugada. Lee. Sonríe. Intenta eliminar las arrugas del papel pasando la palma de la mano por encima. Añade escribiendo despacio. A pesar de todo, te amo.
Ella despierta sobresaltada. Suena el timbre de la puerta con insistencia. Al abrir, un policía le pide que se ponga algo de abrigo para bajar a la calle. Necesitan que le identifique.
© Del Texto: Gabriel Ramírez Lozano
8 comentarios:
Joder.
A veces las cosas son así, aunque no deberían serlo.
Núria A.
Permítame que le diga que debería usted avisar de este tipo de textos,pues una estaba tan feliz escuchando música y con ganas de bailar y le ha entrado un mal rollo de los de traca valenciana
(Inodora)
"Tratando de recordar con claridad el gesto que hizo para escribir una primera palabra fronteriza..."
Genial... Lo gráfico de esas palabras, lo simple y lo profundo del mensaje. Genial.
ChM
Ella, maldita ella.
Hola Gabriel!
Así somos, el amor hace que deseémos tirarnos por la primera ventana que vemos al no ser correspondidos como quisiéramos. Pero por suerte casi siempre hay alguien que hace que nos quedémos de este lado.
Qué bueno volver a leer tu blog!!!!!
Besosss
A pesar de todo hay que seguir adelante. Siempre.
Triste ¡¡¡ pero uff Magnifíco.
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