
- Pero sor Ernestina ¿Cómo vienes con el hábito puesto? ¡Esto es una casa de citas!
- Don Inocencio, el amor lo puede todo, da fuerzas y valor, nada lo puede parar. Se lo he escuchado decir un millón de veces desde el púlpito, don Inocencio.
- Ernestina ¿tú eres tonta o qué te pasa? Ernestina, Ernestina, Ernestina. Bueno, qué le vamos a hacer. Ve tomando un baño y, mientras, reza alguna cosita. A ver si te pasa el atolondramiento.
- Pero don Inocencio, ¿qué hay de malo en mostrar mi amor? ¿Acaso no siente usted lo mismo por mí?
- Ernestina, al baño.
© Del Texto: Gabriel Ramírez Lozano
3 comentarios:
¡Hola!
La monja se subió el hábito, el hombre se bajó los pantalones..... ¡¡No veas lo bien que corría ella y lo mal que corría él!!!
Besos.AlmaLeonor
Vaya tela... juassssssss... viva la imaginación del escrito.. pero caramba con la del lector..
jajajjajjajajaaj
saluditos....
Sí, Merche, telas muchas, demasiadas para la ocasión, jejeje.
esa foto me suena, pero en blanco y negro ;).Vaya con el púlpito y la sor. menos mal que se llamaba Inocencio...uf!
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