
Escribió San Bernardo en uno de sus sermones “Detractor Diabolum portat in lengua”, que como todo el mundo sabe significa que el malediciente lleva al diablo en su lengua. Por su parte Terencio en su Formión dejó dicho lo siguiente: “Nihil est Antipho,/Qui male narrando possit depravari at/Tu id quod boni est excerpis, dicis quod mali est” que como, también, todo el mundo sabe significa que no hay nada (Antifonte), que no pueda ser deformado al narrarlo mal, pero tú suprimes lo que es bueno y dices lo que es malo.
La iconología clásica representa la maledicencia como una mujer de aspecto horrible, sentada, con la boca abierta, pañuelo negro en la cabeza que le cubre buena parte del rostro, con el traje roto y adornado con un gran número de lenguas semejantes a las de las sierpes, una cuerda al cuello a modo de collar de la que cuelga una almohaza, un cuchillo en la mano derecha y un ratón en la izquierda. Esto lo dice Cesare Ripa en su Iconología.
Hoy, la maledicencia viste ropa cara, se sienta tras una mesa de despacho o en la de un restaurante caro disfrazada de opiniones profesionales y coherentes que buscan lo mejor para el colectivo, no deja ver cuchillos, ni ratones, ni lenguas, ni cuerdas. Lo oculta todo tras la seda. Y campa a sus anchas por la Internet. Hoy la maledicencia no se describe ni se representa aunque se practica. Y es incluso graciosa cuando llega a través de la pantalla de un televisor o de una emisora de radio. Votamos a los que manejan la maledicencia con más soltura, dejamos de comprar productos fabricados por empresas a las que les toca soportarla sin pensar en lo que escuchamos y dando por bueno lo oído, rompemos relaciones con personas que no han dicho o hecho nada porque un gracioso vestido con vaqueros de marca nos dice, entre sonrisas, esto o aquello ocultando lo bueno y haciendo importante lo malo. Y, desde luego, no leemos a San Bernardo ni a Terencio, entre otras cosas, porque el latín nos parece una lengua muerta que ha quedado para cuatro curas reaccionarios. Ha mejorado mucho la maledicencia en todos los aspectos.
¿Saben cómo se representa la verdad según la iconología clásica? Como una mujer bella y desnuda, agarrando el sol con la mano derecha y sosteniendo un libro en la izquierda. A sus pies el mundo. Séneca decía que la verdad es simple enunciación. Por eso la verdad está desnuda. Ni un adorno. Lo que pasa es que lo decía utilizando un idioma muerto para nosotros y por eso no nos enteramos de nada.
Ahora toca elegir una cosa u otra. Traducido está.
© Del texto: Gabriel Ramírez Lozano
8 comentarios:
En el Bachillerato me leía los tebeos de Asterix y Obelix en latín. Y El asno de oro, de Apuleyo.Después, me hice peluquera y entonces descubrí lo que significa maledicencia.
pd. Buen blog.
Me tocó latín en el examen de selectividad para entrar en la Universidad. Antes habíamos tenido una profesora maravillosa a la que nos gustaba tomar el pelo repitiendo hasta el agotamiento la traducción del mismo párrafo de la Guerra de Yugurta cuando nos preguntaba dónde habíamos quedado en la clase anterior. No aprovechamos nada bien el tiempo. Pero de vez en cuando me gusta abrir mi diccionario de latín y buscar palabras y nombres... y qué casualidad que ayer todavía lo estuve haciendo: risio, risor, rosmarinus están apuntadas en una libreta, en algún momento saldrán a la luz, no sé si desnudas o vestidas. Pero me gusta, enimvéro, que la verdad esté desnuda.
Un abrazo.
A mí todo me gusta desnudo.
No es maledicencia, o sí… En cualquier caso, palabra vieja. Como el latín ;-)
Lo que sí es, sobre todas las cosas: Propaganda. De la buena. De la del decálogo (que no 10, si no 11) de Joseph Goebbles.
Lamentablemente, los mass-media exigen eso. Propaganda. La política, más aún.
Los hay que ladran a posta: porque hacen propaganda, a posta, con conocimiento, inteligencia. Los hay que ladran de pura estupidez… y se relamen las heridas, y ladran, y maldicen al mundo de su desgracia. Pequeños mártires… Están tan, tan cerca del pequeño Goebbles… o del otro pequeño más… quizás. Tan cerca del gran reproche...
Pero no nos engañemos. Todos, o casi todos, somos como ellos.
Bueno, yo no. Qué leches! Por algo lo reconozco y lo huelo... como un perro. Me huelo y huelo a los demás.
Bx
Siempre he pensado que la peor mentira es la mitad de la verdad.
Pero no se como se dice en latin
Tampoco se traducir,que la estupidez impera en el mundo,pero tambien lo pienso.
Araceli
Hola G.
Lamentablemente hay muchas lenguas viperinas por ahí, sueltas, atacando tras deslumbrantes fundas dentales haciendo juego con sus corbatas o collares.
Siempre las habrá.
¿La verdad? Espera desnuda en una celda. ¿La llave de la celda? Quizá sea alguna de esas que nos encontramos por casualidad en algún momento de nuestra vida como decías en el otro post.
Un fuerte abrazo.
La verdad también utiliza nuestro idioma, lo que ocurre es que se pasea con coraza, así no podemos oírla, pero no por eso grita. La maledicencia tampoco grita, no mientras pueda convencernos con malas artes. Más que elegir, yo creo que hay que afinar el oído.
Yo a la verdad la vestiría de híbrido, ni hombre ni mujer, y las dos cosas al mismo tiempo para que todos puedan enamorarse independientemente del sexo.
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