3/5/09

Bendita edad


Día de la Madre. En casa tenemos dos. Una tercera potencial. Fiesta de postín. 
Tendrá que llegar el día que mis hijos escriban a su madre lo que les parezca mejor. Yo ya lo hago como esposo y hoy no toca. Lo que debía hacer (escoger regalos y esconderlos hasta esta mañana) ya lo he hecho.
Los dos o tres lectores que tengo habrán notado que no hablo de ella (de mi madre) casi nunca. Vive aquí, en casa, con nosotros. Pero no hablo apenas de ella. Tenemos una relación extraña. Es raro que nos besemos, un gesto cariñoso aparece en casos excepcionales. Aprendí desde muy niño que eso debía ser así. Por aquel entonces yo no entendía nada, me provocaba gran envidia ver como otros chicos se abrazaban a su madre y como les decían (sus mamás) lo fantásticos que eran. Crecí sin hacerme demasiadas preguntas. Sabía que no tendrían respuestas.
Han pasado muchos años. Ahora que sé lo que ocurría no puedo guardar rencor alguno. Cuidó del que era más débil hasta que le fue posible. Y de sí misma porque nadie podía hacerlo en su lugar. Miraba al resto cuando era necesario, comprobaba que todo estaba en su sitio y seguía peleando como una fiera en una batalla perdida desde que empezó. Además, mi padre ya se encargaba de los demás.
Llegué a pensar que mi madre no me había aportado nada. Afortunadamente, la edad es un remedio contra este tipo de idioteces. Claro que me aportó (incluso sin besos ni grandes cariños) algo que, finalmente, ha sido fundamental. Gracias a ella sé lo que significa la prudencia, la sencillez del que se enfrenta al horror sin decir esta boca es mía, lo importante de amar aunque sea en la zona oscura. De ella he aprendido que los silencios son significativos y que en ellos se encuentra lo verdaderamente importante de cada uno de nosotros.
La vida le ha pegado fuerte. Y ahí sigue, con la mirada fija donde toca. En el lugar preciso.
Pues eso. Fiesta de postín. 
© Del Texto: Gabriel Ramírez Lozano

11 comentarios:

Carmen Neke dijo...

No es fácil ser madre. Y no es fácil ser hijo. No sé todavía cuál de las dos tareas es la más dura de realizar bien. Y no estoy tan segura de que el tiempo llegue a ponerlo todo en su sitio. Pero me alegro muchísimo de que en tu caso haya llegado a ser así.

Disfrutad de la fiesta de postín, que estoy segura de que os la merecéis todos.

araceli dijo...

Feliz Fiesta,un abrazo para las dos MADRES de tu casa.

Edda dijo...

Una madre nunca se da por vencida, nunca. Y eso puede ser bueno, mucho, pero también malo, porque también nos equivocamos y solemos hacerlo con la misma medida con la que acertamos.
Feliz día para ellas, grandes madres, sin duda.

Isadora dijo...

Si uno llega a esa conclusión, haya pasado lo que haya pasado, y empieza a entender lo que difícilmente se entiende, y a perdonar lo que seguramente no requiere de perdón aunque lo parezca, y sí, tan sólo, de entendimiento; - lo dicho -, si uno empieza a entender lo que difícilmente se entiende y no hay más remedio inteligente que hacerlo. Si uno deja de ser uno y comienza a entender a los demás, y a aceptar su razón de ser, y a perdonarles, que seguramente no tendrán nada que hacerse perdonar, y a intuir el porqué de las cosas y de sus comportamientos. Seguramente es que uno empieza a ser uno y a valer la pena. Antes, apenas sería uno, principio y fin de todas las cosas... ¡inútiles y absurdas que pueda haber en esta vida!: fuegos fatuos, puras apariencias, portadas de primera pagina. En fin, nada que pudiera valer la pena de verdad. Ahora uno parece que empieza a encontrarse con uno mismo, que no debe ser poco. Y, además, la razón por la que encuentra las palabras que nunca antes hubiera sabido que existían.
¿Se puede pedir más?

gilvergg dijo...

hola, me ha emocionado su lectura. Felicidades por expresar tan bien una comunicación tan personal.

Wara dijo...

Quizá sea ley de vida que los hijos nunca sintamos perfectos a nuestros padres. No sé muy bien cómo explicarlo, es como si la imperfección les fuera algo inherente para que nosotros a nuestra vez aprendamos. Lo que casi jamás falla es el hecho de que llega un día en que les comprendemos o, nos los explicamos.

AlmaLeonor dijo...

¡Hola!
Precioso. De veras. Enhorabuena a ambos, madre e hijo. Alguien dijo una vez que si ser madre era dificil también lo es ser hijo, porque al fin y al cabo, ambos se graduaron al mismo tiempo.
Pues eso. Feliz dia a ambos.
Besos.AlmaLeonor

ana dijo...

Estaba inmersa en una lucha feroz que sabía perdida y el dolor se convirtió en su sombra...lo comprendo, desde luego que la entiendo! pero no lo comparto, el niño "fuerte" no tiene la culpa, necesita exactamente los mismos besos y las mismas caricias...no tiene la culpa!

Svor dijo...

Que bonito. Realmente. Me gusta cuando las historias cierran. A mi me quedaron en suspenso. Podre inventarlas, pero nunca llenaran esa ausencia.
Crecer y comprender porque los padres hicieron o no ciertas cosas es encontrar la pieza que faltaba para que caminemos rectos, con menos carga.
Me hace bien saber que sabes y que eso te hace feliz.

POPY dijo...

Hola G.
Mi madre y yo somos totalmente diferentes. Nunca nos hemos entendido pero siempre que la veo me la como besos y le digo te quiero.
Cuando está lejos pienso en ella en color verde, así me dijeron que la ayudaría a ser más fuerte.
Creo que como una madre no hay nada.

Un abrazo.

Señorita Puri dijo...

Lo de "amar en la zona oscura" me ha sonado a beso negro total.