
G. viaja en el autobús. Se ve reflejado en el cristal. Es como si corriera mucho por el paseo más amplio de la ciudad. Mira los escaparates de las tiendas y antes de poder fijarse en un cinturón o una bufanda se ve a si mismo. Un reflejo vestido con lo que más desea por navidad sin pagar un duro. Pasea por el parque. Se acerca hasta el estanque para dar algo de pan duro a los patos. Y allí está el flotando como si nada. Vestido y sin mojarse.
Cuando llega a casa, G. se quita el abrigo, lo sacude con cuidado y lo deja en el perchero. Se mira en el espejo. La imagen es muy difusa. Suspira. Vuelve a coger el abrigo y sale refunfuñando por la puerta. Siempre olvida recoger las imágenes que va dejando al pensar.
© Del Texto: Gabriel Ramírez Lozano
Cuando llega a casa, G. se quita el abrigo, lo sacude con cuidado y lo deja en el perchero. Se mira en el espejo. La imagen es muy difusa. Suspira. Vuelve a coger el abrigo y sale refunfuñando por la puerta. Siempre olvida recoger las imágenes que va dejando al pensar.
© Del Texto: Gabriel Ramírez Lozano
7 comentarios:
La imagen pensada hecha palabra , me gusta ¡¡
Me gusta. Pero no las recojas, déjalas que vayan donde quieran.
Núria A.
¿No te das cuenta de que no volverá a ser igual? La imagen que dejó G. en el escaparate se la llevó la dependienta. Los patos están deseando que vuelva ese señor que se baña entre ellos mientras les echa pan. Y a la ciudad no le importará que G. se la lleve. Cuando lo haga le dejará otra a cambio. Tiene muchas y todas son diferentes.
yo no quiero volver en busca de mis imágenes, son para el mundo
La imagen dejada nunca puede recogerse, aunque lo hagas sera otra.
Así que era G. el reflejo sin dueño que encontré esta tarde.
las imagenes como los pensamientos siempre están ahí por eso no hace falta recogerlas.....
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