
Busco luces en su rostro. Serio. Luces que sólo se encuentran al brillar las propias. Siempre dispuestas a todo.
Un velo de instantes oscurece la frontera que se traspasa con fatiga. La de los años por venir. Batalla ganada cada día.
Una, dos, quizás tres. Tal vez un millón que no pueden verse.
Busco luces en su rostro. Las encuentro caídas sobre mis manos. Cierro. Pienso que serán siempre.
En la caja de madera pulida, junto a mis cosas. Allí siempre. Luces escurridizas. Recogidas en silencio.
© Del Texto: Gabriel Ramírez Lozano
5 comentarios:
Creo que cuando uno brilla ve brillar siempre a los demás (y a la inversa también suele ocurrir, pero es más bonito con luz brillante). Es importante guardar todos esos recuerdos, sentimientos e impresiones en la cajita de uno, con nuestras cosas, en nuestro corazón.
Animo, que mañana es lunes... y vuelve el ajetreo. Un abrazo.
Una gota de luz, una cuota de luz diaria. En una caja creciendo hasta que no quepa más o escondida bajo una baldosa.
Que el cazador no desista.
Qué difícil.
Al final, puede que sea la mirada la que determina la luz.
Gracias a todas por esos comentarios. :)
Publicar un comentario