
- No me gusta la paella que prepara tu madre.
- ¿Qué importancia tiene eso ahora?
- Llevo doce años comiendo arroz cada domingo. Claro que importa. Creo que puedo volverme loco por esa razón en cualquier momento.
- Tranquilo. Le diré que prepare otra cosa cuando vayamos a su casa.
- No me gusta el pollo que prepara, no me gusta el sabor de sus salsas, detesto la famosa sopa de picadillo que prepara por navidad. Nada, no me gusta nada de lo que hace.
- Qué negativo, por favor. Me voy a tener que preocupar.
- No, no lo hagas. Ya es tarde. Tampoco me gustas tú.
© Del Texto: Gabriel Ramírez Lozano







7 comentarios:
Vaya, arremete contra el pobre pollo cuando lo que no le gusta nada es su suegra.
Demasiado tarde para quejarse ¿no? cuando ya no lo remedia ni una buena paella.
Y llegando a ese extremo, me pregunto: ¿y qué es lo que le gusta de mí a tu madre, teniéndome como tiene que soportarme domingo tras domingo, y estando obligada a meterse en la cocina tan sólo para crear una cierra atmosfera respirable?
Está claro como el agua clara, la culpa es tuya y sólo tuya por dos razones: la primera, por tener madre cuya existencia me obliga a visitarla domingo tras domingo; y la segunda, por haberte casado conmigo, que obliga a tu madre al mismo sacrificio.
Por cierto, ¿a qué te sientes obligada tú los domingos y demás fiestas de guardar?
En fin, que la vida es que no tiene desperdicio.
Con frecuencia dos pares de ojos miran lo mismo y ven de forma distinta... La esposa le dice al marido: No me gusta tu padre; el mismo día de nuestra boda me metió mano. El marido se sorprende menos del comportamiento de su padre que del hecho de que su mujer haya tardado casi treinta años en hacerle esa confesión. ¿Que hizo?, quiere saber. Me pellizcó en el trasero. El marido se echa a reír. Eso no fue meter mano, fue un piropo.
A continuación viene la clásica escena en la que él debe dormir en el sofá...
jajjajaaj
Hola G.
Parece ser que a medida que van saliendo arrugas nos volvemos más sinceros.....
Debe ser por eso que en los laboratorios de cosmética se vuelven del revés buscando la fórmula de retrasar el envejecimiento....
¡Más confesiones, please!
Un abrazo.
Que risa. Menudo rodeo para decir que lo que no le gusta es ella.
Es que hay algunos........
A mí que me él me diga que no le gusto no me mosquea, pero yo vaya en importancia detrás del arroz, del pollo e incluso de la sopa de picadillo... eso me pondría hecha una furia.
Geniales tus confesiones... TODAS!!!
Besos borrascosos
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